La quinta entrega de la saga más exitosa de España arrasa en su estreno, y no es para menos, porque Torrente 5 podría ser perfectamente el mejor José Luis Torrente que hayamos visto jamás. La película empieza con una visión de la España de 2018, algo que nos parece tan lejano como oscuro. Esa imagen de mendigos queriendo entrar a la cárcel para no tener que estar en la calle es brutal. A partir de este momento, visionamos una película con una gran crítica social, propia de Torrente, en la que es imposible no reírse hasta llorar frase tras frase, situación tras situación.

En cuanto a los actores y personajes, vemos a un Santiago Segura genial, tan asqueroso, racista y machista como siempre, acompañado por un buen Julián López (el actor no me gusta especialmente) y por un sorprendente Jesulín de Ubrique. El grupo que acompaña a Torrente en su misión obtienen bastante protagonismo, y todos ellos bastante divertidos (Flo, Carlos Areces, Cañita, Esteso... incluso Angy), exceptuando a Bigotes y Dientes, a Anna Simón, que no demuestra grandes dotes para la interpretación, y un Alec Baldwin que está igual de mal que siempre.Celebro, eso sí, la recuperación de Chus Lampreave y Neus Asensi. Por lo que a cameos respecta, están sembrados: una gitana Campanario, una alocada familia Buenafuente-Abril y una tronchante Mary Carmen.

No entiendo las críticas que recibe esta saga continuamente por su humor tosco y sus chistes, presuntamente, fáciles pero luego series como Friends, The Bing Bang Theory o Dos hombres y medio son alabadas hasta la extenuación. A mí no me gustan pero no por ello las vilipendio, aunque sean una inmundicia.