Una de espías que se lanza de lleno al espectáculo más frívolo y extravagante, valiéndose de flashbacks constantes y giros imposibles que, en una de este estilo, funcionan de maravilla. No veremos nada que no hayamos visto antes, pero sí lo veremos mejor hecho, con más ganas, más gusto y con mayor intención de ser lo que es: puro espectáculo.

Como he apuntado, son las múltiples idas y venidas en cuanto al espacio temporal y los continuos giros de guión del argumento los que hacen de "Anna" una cinta laberíntica y enrevesada pero la mar de comprensible para cualquier hijo de vecino. Y yo, que soy de los que me pierdo en cuanto empiezan a aparecer personajes y a liar las cosas, más aún en mundos cuya idiosincrasia no controlo, como es el de los espías internacionales, agradecí tan sumo cuidado para con el espectador. Sumo cuidado y sumo gusto, porque la película es bella por todos lados. Lugares, trajes, música, todo al servicio de animar al personal, y de divertirlo, porque esto de los espías da para la comedia y Luc Besson se aprovecha de ello creando varias situaciones realmente cómicas, nunca sin caer en la parodia. Importante es recalcar que "Anna" nunca rebasa la fina línea que separa el espectáculo con la chabacanería o la tontería, prueba de ello es una protagonista a la que el espectador descubre sus distintas caras y sus puntos flacos, como el hartazgo que siente por lo fastidiado de su trabajo. Ella no es una superheroína ni una James Bond indestructible.

Sasha Luss cumple con garbo un papel bastante complicado, por el peso que soporta, aunque son sus veteranos compañeros los que, ayudados por lo jugosos de sus respectivos personajes, engrandecen cada escena. Hablo de Luke Evans, un actor que van sin prisa pero sin pausa en esto del cine; de Cillian Murphy, cuyo insólito rostro y arrebatadora personalidad hacen de él alguien inolvidable; y, por supuesto, de la maestra Helen Mirren, quién con sólo un quejido o un gesto te crees a su personaje.

Por tanto, podríamos converger en que nada le falta a "Anna" para el objeto por el que fue creada. Necesitaría muchas cosas, tales como verosimilitud o grandilocuencia, si quisiese ser otra cosa, pero como no es eso lo que busca, no le falta de nada. Ni le sobra. Es un tótum revolútum exquisita y premeditadamente equilibrado, así que ¡Viva "Anna"!