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Cine negro. Intriga
Michael O'Hara (Orson Welles), un marinero irlandés, entra a trabajar en un yate a las órdenes de un inválido casado con una mujer fatal (Rita Hayworth) y queda atrapado en una maraña de intrigas y asesinatos. (FILMAFFINITY)
8 de setiembre de 2008
51 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinto largometraje de Orson Welles, protagonizado por Rita Hayworth. Welles interviene como guionista, productor, actor y director. Se basa en la novela "If I Die Before I Wake" (1938), de Sherwood King. Se rueda en escenarios naturales de NY, Méjico (Acapulco) y California (Sausalito, San Francisco, San Luis) y en los platós de Columbia Studios (Hollywood, CA), con un coste agregado de 2 M dólares. Producido por Welles para Columbia, se estrena el 24-XII-1947 (Francia).
La acción dramática tiene lugar en NY, Méjico, Sausalito y San Francisco, en 1947, a lo largo de varias semanas. El marino americano de origen irlandés Michael O'Hara (Welles), salva de un atraco en Central Park a Elsa Bannister (Hayworth). Su marido, Arthur Bannister (Sloane), prestigioso abogado criminalista, con discapacidad motora, le contrata como capitán de su yate de recreo, con el que quiere visitar la costa occidental del país. Durante el viaje conoce a George Grisby (Anders), socio de Bannister, y a Sidney Broome (Corsia), detective privado contratado por Bannister. Michael es ingenuo, honesto, enamoradizo, apasionado, débil de carácter y desarraigado. Participó en la guerra civil española y mató a un hombre en Trípoli durante la IIGM. Elsa es fría, contradictoria, manipuladora y ruin. Luce una presencia seductora y deslumbrante.
La obra es un "film noir" singular y en cierto modo único. El realizador consigue crear una atmósfera malévola, siniestra y turbia, que se apoya en una magnífica fotografía, una música rotunda e inquietante, unas situaciones impregnadas de misterio, unos personajes oscuros y retorcidos y un protagonista que prodiga comentarios fatalistas y lacerantes. Imágenes y acompañamiento sonoro se presentan llenos de sugerencias e indicaciones simbólicas. La tergiversación de la verdad, la ocultación de las intenciones y la manipulación de las personas, se acompañan de imágenes y sonidos distorsionados. Los sentimientos de amenaza y peligro se potencian con tomas elevadas que producen percepciones inquietantes: presencia de un abismo, un rompiente de mar... La agitación dependiente del fatalismo y del acecho del mal se ve incrementada por la pulsión del deseo y del interés sexual de los protagonistas. Elsa juega con las pasiones de tres hombres, con quienes forma un cuarteto amoroso de infaustos augurios. La trama parece enrevesada y compleja hasta que Michael descifra sus claves. La cinta está impregnada de una violencia latente, oculta y solapada, pero irrefrenable y furiosa.
Welles compone una crítica acerada del sueño americano, de la figura mítica del triunfador, del poder del dinero y del sistema judicial. Muestra a dos abogados de éxito repulsivos y miserables. Descubre cómo un letrado de prestigio proyecta burlar la justicia con argucias y artimañas ignominiosas. Dibuja una sesión judicial en la que luce una inusitada violencia verbal entre letrados y un autointerrogatorio esperpéntico.
La acción dramática tiene lugar en NY, Méjico, Sausalito y San Francisco, en 1947, a lo largo de varias semanas. El marino americano de origen irlandés Michael O'Hara (Welles), salva de un atraco en Central Park a Elsa Bannister (Hayworth). Su marido, Arthur Bannister (Sloane), prestigioso abogado criminalista, con discapacidad motora, le contrata como capitán de su yate de recreo, con el que quiere visitar la costa occidental del país. Durante el viaje conoce a George Grisby (Anders), socio de Bannister, y a Sidney Broome (Corsia), detective privado contratado por Bannister. Michael es ingenuo, honesto, enamoradizo, apasionado, débil de carácter y desarraigado. Participó en la guerra civil española y mató a un hombre en Trípoli durante la IIGM. Elsa es fría, contradictoria, manipuladora y ruin. Luce una presencia seductora y deslumbrante.
La obra es un "film noir" singular y en cierto modo único. El realizador consigue crear una atmósfera malévola, siniestra y turbia, que se apoya en una magnífica fotografía, una música rotunda e inquietante, unas situaciones impregnadas de misterio, unos personajes oscuros y retorcidos y un protagonista que prodiga comentarios fatalistas y lacerantes. Imágenes y acompañamiento sonoro se presentan llenos de sugerencias e indicaciones simbólicas. La tergiversación de la verdad, la ocultación de las intenciones y la manipulación de las personas, se acompañan de imágenes y sonidos distorsionados. Los sentimientos de amenaza y peligro se potencian con tomas elevadas que producen percepciones inquietantes: presencia de un abismo, un rompiente de mar... La agitación dependiente del fatalismo y del acecho del mal se ve incrementada por la pulsión del deseo y del interés sexual de los protagonistas. Elsa juega con las pasiones de tres hombres, con quienes forma un cuarteto amoroso de infaustos augurios. La trama parece enrevesada y compleja hasta que Michael descifra sus claves. La cinta está impregnada de una violencia latente, oculta y solapada, pero irrefrenable y furiosa.
Welles compone una crítica acerada del sueño americano, de la figura mítica del triunfador, del poder del dinero y del sistema judicial. Muestra a dos abogados de éxito repulsivos y miserables. Descubre cómo un letrado de prestigio proyecta burlar la justicia con argucias y artimañas ignominiosas. Dibuja una sesión judicial en la que luce una inusitada violencia verbal entre letrados y un autointerrogatorio esperpéntico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Explica cómo el dinero puede colmar de bienes materiales a una persona, pero no le puede garantizar ni la felicidad (conyugal, familiar, personal), ni el amor de los suyos, ni el afecto de los allegados. Son memorables las escenas del tiroteo en la sala de los espejos mágicos, el encuentro en el acuario y el simulacro de asesinato con huída en el club marítimo.
La música, de Heinz Roemheld, ofrece una partitura intensa y vibrante, que se adapta con precisión a las incidencias de la acción. Añade dos atractivas canciones: la sensual "Please Don't Kiss Me" y la excitante "Na Baixa do Sapatoiro (Bahia)". La fotografía, de Charles Lawton Jr., en B/N, crea escenas deslumbrantes, simula espacios laberínticos y construye efectos sorprendentes, que sitúa en un marco visual audaz, imaginativo y exuberante. La caracterización de Hayworth responde al propósito del realizador de alejar su imagen de la de cabaretera ("Gilda", 1946) con la que había dado la vuelta al mundo. Buenas interpretaciones de Welles, Hayworth y Anders. Tras la finalización del rodaje, Welles no regresa a Hollywood a dirigir para un gran estudio hasta 10 años después ("Sed de mal", 1958).
La música, de Heinz Roemheld, ofrece una partitura intensa y vibrante, que se adapta con precisión a las incidencias de la acción. Añade dos atractivas canciones: la sensual "Please Don't Kiss Me" y la excitante "Na Baixa do Sapatoiro (Bahia)". La fotografía, de Charles Lawton Jr., en B/N, crea escenas deslumbrantes, simula espacios laberínticos y construye efectos sorprendentes, que sitúa en un marco visual audaz, imaginativo y exuberante. La caracterización de Hayworth responde al propósito del realizador de alejar su imagen de la de cabaretera ("Gilda", 1946) con la que había dado la vuelta al mundo. Buenas interpretaciones de Welles, Hayworth y Anders. Tras la finalización del rodaje, Welles no regresa a Hollywood a dirigir para un gran estudio hasta 10 años después ("Sed de mal", 1958).