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Voto de aka IDIOT:
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Drama
A principios de los ochenta, un congresista americano aficionado a la diversión, una mujer de la alta sociedad de Houston defensora acérrima de las buenas causas y un agente de la CIA apasionado por los retos, conspiraron para llevar a cabo la mayor operación secreta de la historia. Joanne Herring (Julia Roberts), una de las mujeres más ricas de Texas y virulenta anticomunista, convenció al congresista Charlie Wilson (Tom Hanks) para ... [+]
22 de febrero de 2008
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como un buen mediapunta, como Juan Carlos Valerón, La Guerra de Charlie Wilson se mueve con cierta habilidad entre la línea de tradicionales arietes americanos y el mediocentro europeo original y creador. De nuevo llega a nuestras pantallas una propuesta ambiguamente panfletaria desde los pre-electorales Estados Unidos, ya que esta situación hace cada vez más fácil jugar entre lo políticamente correcto y lo irónicamente crítico, lo primero dirigido a la parte progre de los esteits y lo segundo al creciente, y cada vez más interesado en las intrigas americanas, público europeo.
Y es que la historia del, en un principio ingenuo aunque juerguista, congresista por Texas deriva en una serie de típicos y tópicos ejercicios de autocrítica que ni aportan a la reflexión personal ni dejan un regusto de cierta permanencia en el tiempo más allá de este 2008, pues si la única posible pega a la política exterior norteamicana la marca la frase que cierra la película, mal vamos. Mal vamos porque ya cansa el rollo que se traen de salvadores del mundo, de su derecho a estar por encima del bien y del mal juzgando a todas horas lo que los demás países tienen entre manos; y no sólo cansa sino que empieza a provocar el vómito colectivo. Me niego a tragarme que no sean capaces a ver más allá de su maldita nariz, que se nieguen a entender que por mucho que cuiden las hierbas que siembran, si estas son malas no habrá cosecha, y lo que es más, me niego en rotundo a aceptar que sigan sembrando y recogiendo cosechas, bienes y méritos que para nada son los suyos. Ya puestos a esgrimir argumentos y gritos clásicos: YANKEE GO HOME.
Y es que la historia del, en un principio ingenuo aunque juerguista, congresista por Texas deriva en una serie de típicos y tópicos ejercicios de autocrítica que ni aportan a la reflexión personal ni dejan un regusto de cierta permanencia en el tiempo más allá de este 2008, pues si la única posible pega a la política exterior norteamicana la marca la frase que cierra la película, mal vamos. Mal vamos porque ya cansa el rollo que se traen de salvadores del mundo, de su derecho a estar por encima del bien y del mal juzgando a todas horas lo que los demás países tienen entre manos; y no sólo cansa sino que empieza a provocar el vómito colectivo. Me niego a tragarme que no sean capaces a ver más allá de su maldita nariz, que se nieguen a entender que por mucho que cuiden las hierbas que siembran, si estas son malas no habrá cosecha, y lo que es más, me niego en rotundo a aceptar que sigan sembrando y recogiendo cosechas, bienes y méritos que para nada son los suyos. Ya puestos a esgrimir argumentos y gritos clásicos: YANKEE GO HOME.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
"No deberíamos estar buscando héroes, deberíamos estar buscando buenas ideas."
"Para dominar, la violencia no basta, se necesita una justificación de otra naturaleza. Así, cuando una persona ejerce su poder sobre otra -trátese de un dictador, un colono, un burócrata, un marido o un patrón-, requiere de una ideología que la justifique, siempre la misma: esta dominación se hace "por el bien" del dominado. En otras palabras, el poder se presenta siempre como altruista, desinteresado, generoso."
que diría un tal Chomsky.
Una pena con lo grande que es Gust Avrakotos. Y podría haberlo sido más con una pizca de mala leche añadida.
"Para dominar, la violencia no basta, se necesita una justificación de otra naturaleza. Así, cuando una persona ejerce su poder sobre otra -trátese de un dictador, un colono, un burócrata, un marido o un patrón-, requiere de una ideología que la justifique, siempre la misma: esta dominación se hace "por el bien" del dominado. En otras palabras, el poder se presenta siempre como altruista, desinteresado, generoso."
que diría un tal Chomsky.
Una pena con lo grande que es Gust Avrakotos. Y podría haberlo sido más con una pizca de mala leche añadida.