No acabo de entender cómo esta entretenida película de ciencia-ficción animada que es “LIGHTYEAR” tiene una calificación tan discreta. La única explicación que se me ocurre es que muchos hayan acudido a verla movidos por la nostalgia de su disfrute infantil de la saga “Toy Story”, cuya primera película está a casi treinta años en el pasado. Esperando reencontrarse en esta producción con las emociones de otro tiempo, se han dado de bruces con la cruda realidad: que ahora son adultos casi cuarentones y con descendencia, y que la “magia” (nunca he entendido muy bien qué se quiere decir con esa palabra aplicada a una producción audiovisual, como tampoco entiendo muy bien eso de que una película tenga “alma”, no sé, se ve que suspendí la asignatura de sensibilitis en el colegio) se ha visto sustituida por la cruda y prosaica eficiencia de un producto audiovisual bien hecho.

Y es que “LIGHTYEAR“ no es más que lo que he descrito en la primera línea de esta crítica: una película de ciencia-ficción animada que entretiene tanto a niños como a adultos. Y lo hace porque esta muy bien hecha, tanto desde el punto de vista técnico (PIXAR nunca defrauda en esto y hay que decir que la ambientación y los detalles están muy cuidados) como del guion (estamos ante una historia de “space-opera” al uso que podría encajar perfectamente en cualquier episodio o película de “Star Trek”). No hay más.

Así que ya saben, si llevados por la nostalgia quieren revivir la “magia” infantil de “Toy Story”, pues a buscar las películas de la saga en su colección particular o en un servicio de streaming y a soltar una lagrimita. Pero si lo que buscan es una estupenda película de animación que entretenga por igual a chicos y grandes con una buena historia de aventuras espaciales, no lo dude: “LIGHTYEAR“ es su película. Yo me lo he pasado muy bien viéndola. Y por eso le pongo un 9.

Ah, si alguien le ha parecido que cierta y breve escena sobre las relaciones familiares y sentimentales de una de las protagonistas es demasiado “ofensiva” para su estrechez de miras morales, pues oiga, lo siento mucho, pero el mundo y la sociedad evolucionan y cambian. Y es bueno que así sea.