Me he gozado las dos horas de esta maravillosa película de Michael Showalter. Llena de ingenio y gracia, hace una crítica respetuosa pero contundente a las diferencias raciales en los Estados Unidos, algo que calza perfecto en estos años que nos esperan bajo la administración Trump, más aún después de los ingratos sucesos de Charlottesville y los absurdos comentarios del imbécil que gobierna en la Casa Blanca. Este señor en su desfachatez y retórica que ya ni siquiera disfraza su venenoso racismo dijo que algunos nazis eran buenas personas. ¡Por Dios!

Volviendo a nuestra película, The Big Sick quizás peca de un metraje algo excesivo, pero en general sabe cómo contar una historia de amor que se nos mete en el corazón, gracias a su consistente guion y sus magníficos actores, comenzando por Kumail Nanjiani y Zoe Kazan (digna candidata al Óscar) junto a Holly Hunter y Ray Romano.

Para los estudiosos del guion, este es un excelente ejemplo de cómo se deben escribir las buenas películas, más a allá de apelar a lo escatológico y las malas palabras para provocar risa.