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Voto de Javiercillo97:
9
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6,9
17.023
Drama
Polonia, 1960. Anna (Agata Trzebuchowska), una novicia huérfana que está a punto de hacerse monja, descubre que tiene un pariente vivo: una hermana de su madre que no quiso hacerse cargo de ella de niña. La madre superiora obliga a Anna a visitarla antes de tomar los hábitos. La tía, una juez desencantada y alcohólica, cuenta a su sobrina que su verdadero nombre es Ida Lebenstein, que es judía y que el trágico destino de su familia se ... [+]
11 de abril de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL cine en blanco y negro está siendo efectivo este 2014. Ya tuvo su éxito en el film Nebraska, y ha funcionado igual de bien para fotografiar los paisajes de la fría Polonia que los de la América más profunda.
La historia de Ida es sencilla, cruel y bonita. El argumento no da para perderse, pero es el idóneo para empatizar con los personajes sin llegar a sentir pena por la desdichada tía, y a la vez, para apreciar la armonía y la belleza con la que se ha rodado.
Mezcla el recuerdo del nazismo, el cambio brusco al socialismo y la historia personal de una tía-sobrina casi desconocidas que, sin embargo, se compenetran a la perfección y se aman en pocas horas.
La historia es sumamente triste, pero sales con buen gusto del cine, ¿a qué se debe? os preguntaréis. A las perfectas actuaciones de las dos Agatas que darán que hablar, a la música de Coltrane, a los paisajes nevados y al positivismo y espíritu cristiano y estoico de una magnífica Ida.
Una lástima que se proyecte en pocos cines y durante poco tiempo.
La historia de Ida es sencilla, cruel y bonita. El argumento no da para perderse, pero es el idóneo para empatizar con los personajes sin llegar a sentir pena por la desdichada tía, y a la vez, para apreciar la armonía y la belleza con la que se ha rodado.
Mezcla el recuerdo del nazismo, el cambio brusco al socialismo y la historia personal de una tía-sobrina casi desconocidas que, sin embargo, se compenetran a la perfección y se aman en pocas horas.
La historia es sumamente triste, pero sales con buen gusto del cine, ¿a qué se debe? os preguntaréis. A las perfectas actuaciones de las dos Agatas que darán que hablar, a la música de Coltrane, a los paisajes nevados y al positivismo y espíritu cristiano y estoico de una magnífica Ida.
Una lástima que se proyecte en pocos cines y durante poco tiempo.