Una pena. Jean-Claude Van Damme, el que fue icono del cine de acción y artes marciales durante algunos años de la década de los 90 está irreconocible. Lejos, muy lejos queda la magistral "Contacto Sangriento" con la que se dió a conocer al mundo entero. Su forma de luchar en aquella película le hizo tener una gran cantidad de seguidores y la verdad es que aquel (ya lejano) film de un jovencísimo actor llamado Van Damme es una de las mejores cintas de artes marciales rodadas en los últimos veinte años. El actual Van Damme es un actor ya sin recursos (los años no pasan sin notarse y el actor belga ya no es el que era ni en las escenas de combates), dónde apenas luce luchas cuerpo a cuerpo y se limita a tirar de armas para acabar con sus ya "típicos" enemigos. Si bien es cierto que en esta película, P. Martínez intenta alejar al actor belga de sus tópicos y meterle en un papel más serio (hasta hay alguna escena que Jean-Claude parece un verdadero actor) pero sin éxito. La película se queda en una más, más de lo mismo pero encima cada vez peor. Uno se pregunta porqué Van Damme no ha buscado alguna alternativa a sus películas y siempre repite la misma fórmula; muerte algún ser querido, rabia y venganza. Lo curioso es que ni tan siquiera los fans del actor belga (entre los que me incluía) disfrutan ya de él. Cómo hemos comentado lejos han quedado las majestuosas luchas de Contacto Sangriento o "Kickboxer" para dar paso a un actor que a duras penas le cuesta coger un arma. Su decadencia es tal que salvo giro improvisto en los próximos tiempos, creemos que ya es hora que vaya pensando en colgar los guantes, digo, las armas.

Lo mejor; P. Martinez intenta dar un aire ligeramente nuevo a un film de Van Damme, aunque sin conseguirlo.

Lo peor; El mismo guión de siempre.