La pobreza envuelve esta legendaria historia de salud y piedad, limitadas por las disputas religiosas cuyas acusaciones impedían el avance natural de la ciencia, esa basada en una curiosidad y observación tan bien retratada en el película, sin exagerar con sextos sentidos mágicos, "El médico" sabe navegar entre el pecado y la miseria, entre el conocimiento y la experiencia, todos esos valores conducidos con estilo, ritmo e incluso buen humor en un contexto de pocos medios y mucha ansia de cultura propias de personas con mentalidades abiertas, es la lucha de la ciencia en una época que suponía una aventura y muchos peligros.

Su rodaje y montaje es un continuo estímulo, más que buscar conmover traza el camino de la medicina, aunque haya que renegar, aunque haya que sufrir, el protagonista sufre una adaptación rodeado de las malas gentes y las convenciones dictadas, sabe cargarse de valores y evita subirse a lo épico para conectar con una melodía objetiva, una oportunidad para aprender y vivir un sueño, el propósito es estrictamente científico y en el espectador no es que genere plenitud ante lo visto, pero sí que convive bien con la historia, olvidando el enredo amoroso, altamente mediocre.

Superar conflictos y dibujar potentes escenarios, también regatea la etiqueta bélica y se centra en los sentimientos propios de un científico, rompe barreras y construye un avance en base a la valentía, puede que históricamente confusa o con escaso tratamiento histórico, y escrita para que estalle todo en el momento preciso como para que en su resolución resulte algo más grandiosa, pero sin abandonar el trazo de cine para la ciencia, terrenal, cumpliendo con las expectativas abarcadas, y dejando en el ejemplo de la enfermedad del costado, la facilidad con la que el progreso puede salvar vidas... conclusión aplicable a la actualidad...