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España España · León
Voto de jvalle:
8
Romance. Drama De repente, Alí tiene que hacerse cargo de su hijo Sam, un niño de cinco años al que apenas conoce. Como no tiene casa, ni dinero, ni amigos, se refugia en Antibes, en casa de su hermana, que los acoge cariñosamente. Tras conseguir trabajo como portero en una discoteca, Alí conoce a Stéphanie, una domadora de orcas en el acuario Marineland. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
2012 ha sido, sin duda, un gran año para el cine francés. Si a principios de año era ‘Intocable’, una divertidísima comedia dotada a la vez de una gran carga moral, la película que estaba en boca de todos (se había convertido en la película más taquillera de la historia de Francia y había sido seleccionada por su país para representarle en los Oscar), la última película del aclamado director de ‘Un profeta’ levantaba expectación allí por donde pasaba, logrando la nominación al Globo de Oro a la mejor película extranjera y colocando a su protagonista Marion Cotillard como una de las candidatas al Oscar a la mejor actriz.

‘De óxido y hueso’, que toma el nombre del relato homónimo del escritor canadiense Craig Davidson, comienza mostrándonos la pobreza en la que se ve sumergido Alí, obligado a revolver entre la basura e incluso robar para poder mantener a Sam, su hijo de 5 años. Cansado de su situación, se instala en la humilde casa de su hermana Anna. Gracias a su constitución fuerte y su experiencia en el boxeo, comienza a ganarse la vida como guardia de seguridad en centros comerciales y discotecas. Alí, interpretado por el actor belga Matthias Schoenaerts, es, sin embargo, una persona irresponsable y violenta, que no muestra aparentemente interés por nada, acaso por las peleas y el sexo.

En una discoteca en la que trabaja conoce una noche a Stéphanie, una joven que se ha visto envuelta en una pelea. Alí se ofrece entonces a llevarla a su apartamento, donde descubre que trabaja en el equipo que adiestra a las orcas en un espectáculo marino. Su primera conversación en el coche ya revela que ambos pertenecen a mundos totalmente opuestos: él es rudo (llega incluso a preguntarla que por qué va vestida como una puta) y ella parece delicada y bella, aunque su mirada denota una tristeza e insatisfacción profundas. Él se siente enseguida atraído por ella –no puede apartar la mirada de sus piernas- mientras que Stéphanie, bellísima Marion Cotillard, no ve nada más en él aparte de su amabilidad.

Y entonces la vida sorprende y sacude con dureza. La escena del accidente en Marineland está rodada con una genialidad enorme. Audiard consigue mantener en tensión al espectador justo en los instantes anteriores a la tragedia, pero al llegar al momento final, no muestra el accidente; el espectador tiene que recomponer esa escena a partir de dos o tres imágenes que ofrece el director -el resto queda para su imaginación-, y aquí cumple a la perfección una de las máximas del buen cine: no cuentes, sugiere. Para el director lo importante no es el accidente en sí, sino las consecuencias, y los gritos y lágrimas de Stéphanie en el hospital, al darse cuenta de su nueva situación, son verdaderamente sobrecogedores.

Entonces Stéphanie, que ha perdido las ganas de vivir y se encuentra muy sola, decide llamar a Alí. Es aquí donde comienza una historia de amor que, como anuncia el trailer, llega cuando dos mundos se fracturan. Poco a poco y casi sin notarlo, ella va encontrando una nueva razón para continuar (quizá resulta un poco inverosímil este cambio) gracias a la amabilidad de Alí. Pero en el desarrollo de su relación, Jacques Audiard no se permite ninguna concesión sentimental y no muestra ni un ápice de romanticismo pues, lamentablemente, en la realidad tampoco sucede así. ‘De óxido y hueso’ es una historia dura y seca que golpea nuestros corazones con fuerza y tambalea todas nuestras convicciones sobre el amor.

No obstante, Audiard se guarda lo mejor para la imagen, y es que ‘Rust and Bone’ está repleta de escenas que se quedarán grabadas en la memoria del espectador por la sutileza y belleza que desprenden (Stéphanie recordando –y superando- su vida pasada visitando a la orca que causó su accidente o Alí llevándola a hombros al mar), además de tórridas escenas de sexo y combates sangrientos. La increíble labor de los actores también contribuye a que la película conmueva profundamente. Marion Cotillard, ignorada en las recientes nominaciones a los Oscar, dota a su personaje de un dramatismo quizá excesivo y su actuación resulta un poco forzada –aunque el resultado final es excelente-. Por el contrario, Matthias Schoenaerts exhibe una naturalidad pasmosa, y consigue que el público llegue a odiar por momentos a su personaje.

La película muestra en definitiva la poderosa capacidad del amor para hacernos superar todos nuestros miedos y las difíciles situaciones que nos brinda la vida. Sin ser una obra maestra, ‘De óxido y hueso’ logra emocionar enormemente y recoge toda la atención del espectador, pues nunca sabe lo que puede ocurrir en esta historia pesimista sobre la vida cuyo desenlace invita al optimismo sobre el amor.
jvalle
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