La comedia española de la década de los noventa, fue un tipo de cine fresco, divertido y optimista que reflejaba el cambio de la sociedad española con aires de modernidad y un descarado desenfado. “Cha-cha-chá” es una comedia juvenil de enredos amorosos, fresca y romántica, además de muy divertida, tema capital para la comedia. Construida sobre el amor, la amistad y muchas mentiras, una comedia coral con situaciones jocosas y delirantes que se sirve de todas las constantes del género, los equívocos, las manipulaciones, las situaciones absurdas y las falsas apariencias.

Antonio del Real cuenta con un excelente grupo de jóvenes actores muy representativos del cine de los noventa que hacen amena y creíble la historia. Una original recreación del mito de Pigmalión, pero al estilo femenino, pues es la mujer con el fin de lograr sus propósitos, la que educa al hombre para comportarse en un determinado ambiente social. La causante del enredo es María (Ana Álvarez) enamorada de Pablo (Jorge Sanz), novio de su amiga Lucía (María Adánez), contrata a Antonio (Eduardo Noriega) modelo profesional, pero algo torpe y rudo al que tiene que instruir para enamorar a su amiga y que abandone a Pablo.

Estupendo guión de Fernando León de Aranoa, muy alejado del tipo de cine que hizo como director. Un paseo por el Madrid cultureta y progre de la época, los Fnac, la Filmoteca y los teatros destacados de la capital, más algunos lugares de ocio, constituyen el núcleo social donde transcurre la trama. Goza también de un estupendo actor de comedias como Gabino Diego que interpreta a un estúpido pijo rico con una caracterización magistral, lo borda. Una comedia sin excesivas pretensiones que es muy digna para el cine español.