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Voto de Antonio Morales:
8
Thriller. Drama Tom Stall (Viggo Mortensen) vive tranquilamente con su mujer (Maria Bello) y su hijo en un pequeño pueblo de Indiana, donde casi nunca pasa nada. Pero un día, tras evitar un robo en su restaurante, no sólo es considerado un héroe por todos, sino que además atrae la atención de los medios de comunicación. En estas circunstancias, recibe la extraña visita de alguien que asegura conocer su pasado... (FILMAFFINITY)
12 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muchos los films que han tratado el tema del hombre que intenta olvidar el pasado, comenzando una vida nueva e intentando redimirse (Alan Ladd en “Raíces profundas”, Gary Cooper en “El hombre del oeste”, Burt Lancaster en “Forajidos” y Robert Mitchum en “Retorno al pasado”). Algunas veces bajo otro nombre u otro lugar, instalándose en un remoto y pequeño pueblo huyendo de ese pasado. Eran tipos de una galería de personajes del “far west” o del cine negro. No es extraño que “Una historia de violencia” nos evoque la memoria de esos pistoleros en busca de una segunda oportunidad de redimirse ante la sociedad y su conciencia personal. Su protagonista, Tom Stall (Vigo Mortensen) desciende de los citados, con la diferencia de que estamos en el siglo XXI, ahora a esos pistoleros se les llama sicarios.

Nuestro “gunmen” conoció a una hermosa mujer, Edie (María Bello), que le cambió la vida, ahora es un hombre apacible y feliz padre de familia con dos hijos adorables, que regenta un café en Millbrook, un pequeño pueblo de Indiana. Pero que por caprichos de ese destino que le persigue, volverá a tener que ajustar cuentas con el pasado. Cronemberg da una vuelta de tuerca más a algunas de sus obsesiones (violencia y expiación). El retorno imprevisto del pasado para poner en cuestión el presente es el motor de fondo que cuestiona la existencia de Tom, cuando éste responde con inesperada violencia a un intento de asalto en su café. El cineasta nos muestra sin énfasis ni subrayados, lo más inquietante y perturbador de la naturaleza humana.

Tom es aclamado como un héroe ante la sorpresa de su familia, al salvar a sus clientes aquella fatídica noche, pero no puede evitar la fama y la popularidad que no quiere y pronto sabremos porqué. Aparecerá otro tipo siniestro, Carl Fogarty (Ed Harris) que viene a recordarle su pasado. Hasta su familia duda de un hombre que les ha mentido durante tantos años, viendo la forma de matar. El germen de la violencia se va extendiendo a lo largo del film, que ha sobresaltado al idílico pueblo de la América rural. Sin sospecharlo nadie, la violencia se irá volviendo multiforme poco a poco, hasta alcanzar a todos. Hay quienes no la perpetran pero la aplauden, hay quienes la desean pero la temen, aunque la llevan en la sangre, hay quienes quieren infligir dolor, hay quien desea recibirlo… No hay quien se salve.

Incluso en el instituto del hijo de Tom, los matones de turno abusan de los más débiles y a veces hay que recurrir a la violencia aunque intentes evitarla. En las relaciones humanas, se rechaza y se abraza la violencia sin que a veces uno se dé cuenta. “Una historia de violencia” alude a una expresión policial utilizada para definir a quienes tienen antecedentes violentos, aunque nuestro protagonista pertenece a ella, no sólo él arrastra esa “enfermedad”, en el fondo todos estamos contaminados. Basada libremente en un comic para adultos y adaptada por Josh Olson, Cronemberg filmó una película hiperrealista, áspera y sin concesiones, llena de amor y de dolor.
Antonio Morales
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