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Voto de Antonio Morales:
7
Drama Estrella, la hija del farero del pueblo levantino de Alcor, es una belleza salvaje que despierta el deseo en todos los hombres; por eso la odian todas las mujeres. Un día llegan al puerto los cinco barcos de Juan, un armador del Norte que se enamora de ella y le propone matrimonio, pero Estrella lo rechaza. Inspirada en la "Fedra" de Séneca. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sublimación del amor, eso es “Fedra”, inspirada en el mito de la mujer enamorada del hijo de su esposo. Una curiosa revisitación latina y mediterránea del deseo y el amor, un relato trágico sobre el mito de Fedra. Los pescadores con sus embarcaciones, el mar rebelde y a veces crispado, el viento que arrastra el conflicto de una mujer hermosa y carnal, deseada por los hombres y odiada por las mujeres. Una mujer pasional que seduce a todos menos al que de verdad a ella importa, el domador de caballos (Vicente Parra) del que se intuye por sus gestos y comportamiento que las mujeres no son su prioridad. El erotismo y la sensualidad esta encarnado en una Emma Penella colosal y en estado de gracia, la cámara la sigue constantemente con unos primeros planos muy descriptivos y explícitos sobre lo que siente y vive esta mujer que acepta hasta el dolor físico y masoquista por amor. La censura tuvo muchos problemas para cercenar este clásico literario de Séneca del que se inspira la película, donde sobrevuela el pecado de la carne y la pasión amorosa.

El gallego Manuel Mur Oti, más allá de algún exceso, creó una película destacable por la dificultad de filmar este drama en aquella época. “Fedra” deslumbra por su fisicidad y entronca perfectamente con el melodrama pasional, el desafío de una mujer ante una comunidad cerrada y oscurantista, cargada de prejuicios y represora de pasiones desatadas. Una mujer que no está dispuesta a venderse, pero que no duda en humillarse y someterse por el noble sentimiento de un generoso amor incondicional. Una voz en “off” nos anuncia, “Esta tragedia es tan vieja como el mar latino...” es la introducción a una historia que narra cómo Estrella, la joven hija de un anciano ciego que guía a los barcos de pesca con el sonido de su caracola, es envidiada por las mujeres de un imaginario pueblo del levante español, fruto del deseo por su lozanía: “Mucho orgullo y poca ropa” proclama alguna de ellas, cuando sus maridos la miran y se le insinúan con sus piropos, mientras ella los desprecia.

La puesta en escena es naturalista y cuidada, la inmensa playa como escenario romántico del amor idílico y soñado, buscando una atmósfera de intemporalidad con unos encuadres angulados, los picados y contrapicados recrean una tensión emocional, refrendada por una maravillosa fotografía del maestro Manuel Berenguer. Don Juan, un armador rico del norte cae seducido por la belleza de la joven que la rescató del mar como una sirena surgiendo de las aguas a la que le propone matrimonio. Estrella busca respeto y protección, luego conocerá a Fernando, hijo del armador y amante de los caballos. Estrella se revela definitivamente como “el pecado vivo” y la perdición para todo hombre que se acerque a ella. La recreación de la sirena y el centauro en una sugerente y gran película española que me ha sorprendido por su fuerza emocional.
Antonio Morales
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