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Voto de Antonio Morales:
7
Drama. Romance. Musical El Rey de Navarra y sus tres camaradas hacen el solemne y público juramento de estudiar juntos y de renunciar a las mujeres durante tres años. Su honor es inmediatamente puesto a prueba con la llegada de la Princesa de Francia y de sus tres adorables acompañantes. Los cuatro se quedan prendados de las damas francesas, y los esfuerzos que harán para salvaguardar su honor y ocultar sus sentimientos resultarán inútiles. (FILMAFFINITY)
14 de noviembre de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine musical se ha convertido en un género carente de prestigio y de seguidores – por lo menos en el momento actual –, cuando no relegado a mero pasatiempo para nostálgicos. Se trata, sin duda, de una reducción simplista que ignora, por comodidad y rutina, el esfuerzo creativo, la búsqueda de nuevas soluciones espacio-temporales y, por qué no, la vivacidad, la imaginación, la fantasía, la vitalidad, el romanticismo, la picaresca, todo ello inherentes al género. Siempre ha sido escapista, soñador, brillante y divertido, por lo que algunos cineastas actuales se han atrevido a filmarlo desde el respeto y la memoria del legado en su época dorada, los años 50 del siglo pasado.

Kenneth Branagh, el “enfant terrible” del cine britanico, heredó el prestigio de creador y adaptador del verbo shakesperiano que el gran Laurence Olivier y el genio Orson Welles habían legado al cine y la escena mundial. Branagh, además de ser un profundo conocedor de la prosa literaria del maestro, resulta hábil a la hora de colocar la coreografía musical. El cineasta, curtido en tragedias y comedias, adapta una de las obras menos conocidas del dramaturgo, permitiéndose una licencia decisiva: convertir este enredo de intrigas palaciegas desarrolladas en un país imaginario en un musical dotado de los cánones clásicos del género musical. No faltan los clásicos: Cole Porter e Irving Berlin.

La trama se inicia cuando el rey de Navarra y sus tres camaradas y amigos juran solemnemente renunciar a todo trato con las mujeres durante los tres años que les ocupan sus estudios, pero la llegada de de la princesa de Francia y unas amigas a la corte, pondrán a prueba dicha promesa. Por lo que asistiremos a una amena y divertida batalla de sexos en la que los verdaderos sentimientos acaban por imponerse a cualquier otra hipocresía. Hasta ahí la prosa del dramaturgo, tan pronto los cuatro protagonistas masculinos insertan la primera canción: “I’d Rather Charleston with You” de George Gershwin, la película levanta el vuelo hacia otros aires. El film ubica su acción poco antes del inicio de la 1ª Guerra Mundial, precisamente toma alguna licencia extra temporal, sería algo más tarde, el periodo en que Fred Astaire instauraba los cánones del cine musical al ritmo de las mismas melodías recuperadas en este evocador film.

Branagh es muy hábil colocando entre las frases del dramaturgo los números musicales, gracias a una ingeniosa puesta en escena, allá donde la acción parece pedirlo a gritos: desde el “Cheek to cheek” hasta el “There’s not business like show business”, todas ellas pertenecientes a la memoria cinéfila musical. El cineasta convierte ese mítico y luminoso reino de Navarra en una recreación tan “kitsch” como los escenarios centroeuropeos de cualquier opereta de Lubitsch y hace partícipe a los intérpretes de ese juego equidistante entre el homenaje y la parodia. Aunque los actores que acompañan al propio Branagh no son especialistas en el baile, logran un trabajo aceptable en un film que resulta liviano y simpático. No es la primera vez que alguien se atreve a ponerle música a Shakespeare, pero sólo Branagh ha cometido la osadía de recurrir a un repertorio tan popular, además de las mencionadas está incluso el “I Get a Kick out of You”. Una gozada total.
Antonio Morales
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