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Voto de Antonio Morales:
9
Aventuras. Drama En el siglo XIV, los escoceses viven oprimidos por los gravosos tributos y las injustas leyes impuestas por los ingleses. William Wallace es un joven escocés que regresa a su tierra despues de muchos años de ausencia. Siendo un niño, toda su familia fue asesinada por los ingleses, razón por la cual se fue a vivir lejos con un tío suyo.
18 de julio de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ser para nada fiel a la historia y los hechos que acontecieron (soy de los partidarios que sostienen, que el cine es un espectáculo de ficción y un arte que no tiene que ser necesariamente fiel a nada). Mel Gibson y su guionista Randall Wallace, recrearon la vida de William Wallace, un escocés que liderando a un pueblo oprimido y esquilmado por los poderosos ingleses, se levantó en armas contra éstos, tras el asesinato de sus padres y esposa. Como todas las historias extraordinarias – las que son épicas porque hacen época -, la de “Bravehart” trasciende meras pasiones humanas. Más allá de su furia vengativa, Wallace encarna un nuevo ideal. Este ideal entonces no tenía nombre, pero, con el paso del tiempo (lo importante es la idea y no el hombre, la idea pervive el hombre no), adquirió una asombrosa y peligrosa potencia: dándose a conocer como la teoría del patriotismo democrático.

Mel Gibson se remonta a la esencia de las aventuras medievales: Ivanhoe, El caballero negro o, sobre todo, el Robin Hood de Michael Curtiz concurren entre los inspiradores de ese nuevo bandido generoso que, cual nuevo Espartaco. Wallace asume el papel que el destino le ha deparado y decide combatir el absolutismo del poder con la fuerza de la razón que alimenta un ejército de plebeyos movidos por el motor de la justicia y la libertad. Al parecer Mel Gibson estudió bastante la coreografía y tácticas de las batallas medievales (en esta película son de un virtuosismo asombroso). Finalmente se sintió bastante influenciado por las batallas que filmó Orson Welles en “Campanadas a Medianoche”.

La película fascina porque tiene grandes dosis de todo lo que reúne el cine clásico de aventuras: buenos y malos, acción y amor, lealtades y traiciones, idealismo y miserias, grandes batallas épicas y escenarios de ensueño. Y mucho “glamour”: la etérea de Catherine McCormack, la salvaje fisicidad de Mel Gibson con su aspecto de “Higlander medieval”, la tiránica crueldad de Eduardo I (Patrick McGoohan), más conocido por “Longshanks” (Piernas largas) y la belleza atemporal de Isabel de Francia (Sophie Marceau). Todo esto unido a un fastuoso diseño de producción, una soberbia fotografía y una maravillosa banda sonora hacen de “Braveheart” una obra imperecedera que perdurará en nuestra memoria cinéfila.
Antonio Morales
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