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Voto de Antonio Morales:
4
Drama El abuelo Ramiro está de vacaciones en un parador de la sierra en compañía de su familia. Decide enviar a los suyos a Madrid y quedarse en un refugio, diciendo que su salud lo necesita. Pero el motivo es otro. (FILMAFFINITY)
15 de diciembre de 2016
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo salir de mi asombro al oír al crítico invitado a ilustrar con sus comentarios esta película, cuando confunde un quinteto para piano y cuerdas con una sinfonía, me refiero a la obra de Franz Schubert “La Trucha” que acompaña la decepcionante película de Manuel Gutiérrez Aragón en el debut de un cineasta que venía del mundo literario. Y eso demuestra, una vez más, que para opinar sobre el cine con criterio, no es suficiente con ver muchas películas y documentarse sobre el medio. Es necesario conocer otras artes como en este caso la música clásica, que al parecer nuestro crítico cinematográfico colaborador del programa no está muy curtido en el tema del pentagrama, aunque prefiero pensar que fue sólo un lapsus.

Producida por Querejeta, el film está en la linea austera y vanguardista del productor vasco que tan buenas obras aportó al cine español, aunque ésta sea un tanto fallida, seguramente por la inexperiencia de su irregular director. Un film rural, minimalista e introspectivo, generoso en metáforas que acaba aburriendo con sus divagaciones sin concretar. El cineasta, como buen amante de la letra y la palabra para expresarse y comunicarse, proponía una reflexión sobre el lenguaje, incidiendo sobre sus limitaciones y carencias. La gran cantidad de sugerencias que apunta no acaban de encontrar el adecuado cauce de expresión. Pese a ello, consigue introducir una considerable dosis de humor subterráneo en su formulación.

El grandioso López Vázquez que es referencia obligada de nuestro cine, no me parece el mejor actor para este papel de intelectual logopeda, por otro lado, Paco Algora está muy desaprovechado. Se trata pues, de una fábula recurrente en el cine de Aragón, en tono metafórico sobre los problemas contemporáneos, que siempre interesaron al cineasta a medio camino entre lo poético y lo discursivo que reflexiona acerca de cuestiones como la intolerancia y las relaciones humanas: Ramiro, un editor madrileño de vacaciones en un pueblo montañés de los Picos de Europa de una belleza natural imponente, encuentra a una joven solitaria y muda, a la que intentará devolver el habla.

Un quiero y no puedo que se apoya en imágenes cargadas de poesía y humanidad, pero que son insuficientes para llevar la trama a buen puerto. Me quedo con la magia del entorno, la idiosincrasia rural y noble del bosque y la montaña con sus humildes y hospitalarios moradores, sabios para convivir en el medio natural, con sus costumbres ancestrales que valoran las cosas sencillas, e ignoran la apresurada rutina del espontáneo urbanita, del dominguero patán y curioso que desconoce o no respeta las leyes meteorológicas y busca el aire de la montaña para oxigenar sus pulmones contaminados por el monóxido de carbono de la gran ciudad.
Antonio Morales
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