Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Doctor Zaius:
8
Drama Sandra dispone sólo de un fin de semana para ir a ver a sus colegas y convencerlos de que renuncien a su paga extraordinaria para que ella pueda conservar su trabajo. Su marido la acompaña para apoyarla. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo una entrevista al psiquiatra Guilermo Rendueles en la que decía recetar lo siguiente a muchos de sus pacientes: "lo que usted necesita no es un psiquiatra ni una pastilla, sino un comité de empresa". Uno observa la desesperación inicial de Sandra, la protagonista de esta película, sus ganas de quedarse en cama y atiborrarse de antidepresivos y no puede evitar pensar en la frase de Rendueles. Sandra, interpretada por una excelsa Marion Cotillard, es una trabajadora de, intuimos, baja cualificación profesional. Su marido trabaja de camarero en un restaurante y ambos sacan adelante como pueden a sus dos hijos. La factura personal de la precariedad es demasiado para Sandra. En el arranque del film descubrimos que está a punto de incorporarse de nuevo al trabajo tras una baja por depresión. Sin embargo, su jefe ha planteado una disyuntiva maliciosa a sus compañeros: o echar a Sandra o quedarse sin la paga de beneficios de mil euros por cabeza.

Este planteamiento, en otra época, casi cuatro décadas atrás, nos habría sonado practicamente a película de ciencia ficción distópica . En nuestros tristes días, sin embargo, reconocemos el argumento como puro costumbrismo documental. ¿Un empresario aparentemente buenrollista que somete a sus empleados a una elección muy cabrona? Que sor-pre-són. A partir de este arranque asistimos a la odisea a la desesperada de Sandra para convencer a sus compañeros de que la elijan a ella en una segunda votación. En su periplo se dará de frente con todas las posibilidades que ofrece el carácter humano cuando se le somete a una cuestión así: ira, frustración, indiferencia, compasión, arrepentimiento, indecisión o tristeza.

Como espectadores sabemos lo que va a pasar desde el principio. Es una película de los hermanos Dardenne. Su mirada a la Europa contemporánea es, desde hace más de veinte años, descarnada y lúcida. Sin embargo, en este trabajo descubrimos una capa nueva dentro del patrón general que configura sus obras: en el proceso de intentar convencer a sus compañeros, Sandra experimentará la cálida sensación de la solidaridad entre los machacados cuando estos unen sus fuerzas. Asediada por las dudas sobre sí misma y abismada a la posibilidad de terminar en una vivienda social con sus hijos, Sandrá se hará fuerte en su vulnerabilidad y será consciente del valor de los lazos que la unen a varios de los trabajadores de su empresa. En la respuesta iracunda y violenta de algunos de ellos reconocerá los valores del sistema encarnados en las personas que la rodean, los agentes involuntarios de una dominación estructural.

Es el proceso de Sandra, vacilante, tembloroso, siempre al borde del abismo, lo que nos conecta con su odisea interior. El descubrimiento personal de que hay una alternativa a esa sensación de abandono y desolación es su triunfo frente a las estructuras oprimentes del capital y del trabajo asalariado. La contención formal de cada una de las escenas -bordeando la inexpresividad, como es marca de la casa- no impide que una emoción intensa se vaya apoderando de nosotros a medida que avanza el metraje. Al terminar la película, entendemos, Sandra es ya otra persona. Ha comprendido por lo que ha pasado y la transformación que ha tenido lugar en su vida. Intuimos, así, en un futuro que está por llegar, la repolitización de la protagonista, la asunción de su conciencia de clase y la necesidad de dar la batalla de forma organizada.

Gracias, Jean Pierre y Luc, por esta pequeña maravilla.
Doctor Zaius
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow