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Voto de lightboy:
10
2017
Moira Walley-Beckett (Creadora), Niki Caro ...
7,8
4.101
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2017-2019). 3 temporadas. 27 episodios. Anne Shirley es una niña huérfana adoptada por dos hermanos que viven en un pequeño pueblo pesquero a principios del siglo XX. (FILMAFFINITY)
20 de noviembre de 2019
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para acentuar la tragedia (evocando a la mismísima Ana) iba a titular la crítica "Reina de las Hadas en un mundo de basura", pero luego pensé que no era justo; no todo lo que le pasa al personaje es malo. Lo desarrollo más en el spoiler... por favor, ¡leedlo!
Es sorprendente cómo una historia escrita hace más de 100 años sigue apuntando como una flecha al corazón, y emocionándonos pese a conocerla casi al dedillo. Ayuda una genial realización e interpretación de los actores, pero sobre todo me arrodillo ante Lucy Maud Montgomery, escritora de las novelas originales, que aunque aún no he leído -pero lo haré- deduzco que ya tienen los matices y conflictos necesarios para hacer de ésta una buenísima historia. En parte me recuerda a Frances Hodgson Burnett (autora de "El jardín secreto"; que en este caso sí lo leí, y en su idioma original), otra "iluminada" por la fuerza de la narrativa... ¡rendíos ante ellas y no las olvidéis!
Lo que aporta esta adaptación respecto a la de los 80 (también muy buena), es un desarrollo más pausado y con más matices y licencias narrativas (especialmente la temporada dos). Los flashbacks de los abusos de la protagonista y sus primeros pasos en Avonlea parece que acuden para recordarle que no tiene ningún motivo para ser feliz, y sin embargo, lo es, lo intenta. En efecto es un poco más dura que la de los 80 (sin pasarse), y debe serlo ya que uno de los temas de la serie es la diferencia entre el bien y el mal, lo que la sociedad dicta como correcto y lo que no.
Y os dejo aquí, para volverlo a recordar, el genial párrafo de Jane Eyre que se cita en un capítulo (tengo overbooking de lecturas pendientes, pero esta "archirreferenciada" novela la voy a empezar hoy):
"Recordé entonces que el mundo real era inmenso, y que había una gran variedad de esperanzas y temores, de sensaciones y emociones que esperaban a los que tenían el valor de salir a él, de buscar un verdadero conocimiento de la vida entre sus peligros."
Continúo en el spoiler:
Es sorprendente cómo una historia escrita hace más de 100 años sigue apuntando como una flecha al corazón, y emocionándonos pese a conocerla casi al dedillo. Ayuda una genial realización e interpretación de los actores, pero sobre todo me arrodillo ante Lucy Maud Montgomery, escritora de las novelas originales, que aunque aún no he leído -pero lo haré- deduzco que ya tienen los matices y conflictos necesarios para hacer de ésta una buenísima historia. En parte me recuerda a Frances Hodgson Burnett (autora de "El jardín secreto"; que en este caso sí lo leí, y en su idioma original), otra "iluminada" por la fuerza de la narrativa... ¡rendíos ante ellas y no las olvidéis!
Lo que aporta esta adaptación respecto a la de los 80 (también muy buena), es un desarrollo más pausado y con más matices y licencias narrativas (especialmente la temporada dos). Los flashbacks de los abusos de la protagonista y sus primeros pasos en Avonlea parece que acuden para recordarle que no tiene ningún motivo para ser feliz, y sin embargo, lo es, lo intenta. En efecto es un poco más dura que la de los 80 (sin pasarse), y debe serlo ya que uno de los temas de la serie es la diferencia entre el bien y el mal, lo que la sociedad dicta como correcto y lo que no.
Y os dejo aquí, para volverlo a recordar, el genial párrafo de Jane Eyre que se cita en un capítulo (tengo overbooking de lecturas pendientes, pero esta "archirreferenciada" novela la voy a empezar hoy):
"Recordé entonces que el mundo real era inmenso, y que había una gran variedad de esperanzas y temores, de sensaciones y emociones que esperaban a los que tenían el valor de salir a él, de buscar un verdadero conocimiento de la vida entre sus peligros."
Continúo en el spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los primeros minutos de la temporada dos, con Ana regalando una concha a un árbol, asombrándose con la belleza de las mariposas entre sus dedos y dirigiendo una orquesta sinfónica con los seres del bosque (para después caer, con una sonrisa, a un río) son de lo más romántico que he visto nunca en televisión. Las historias deben estar plagadas de conflictos para ser más ricas, pero, ¿por qué no regalar también a los personajes momentos de disfrute?
Ana, y su especial romance con las palabras (porque ella siempre ha sido, es y será escritora, aunque no escriba ningún libro), despliega sus rayos de luz por el pueblo, y ablanda el corazón de los emocionalmente ineptos -pero de buenas intenciones- Matthew y Marilla. La "basura" (como decía al principio de la crítica) intenta seguir imponiendo su olor hasta el final de la temporada dos, pero los personajes que han visto la luz, como no podía ser de otra forma, se reivindican contra ella, defendiendo a la profesora "moderna" y claudicando ante Ana. Porque cuando alguien demuestra que sabe dónde va, el mundo entero se aparta para dejarlo pasar. El mundo es un lugar cruel, pero aquí hay muchos personajes de los que enamorarse.
Se me han puesto los ojos llorosos en muchas escenas de la serie, como cuando Matthew construye una valla alrededor del cobertizo de las gallinas para no tener que usar la trampa del zorro y romper el corazón de Ana. O como cuando el compañero gay de Ana está al borde de un acantilado, quizás a punto de saltar, diciendo que el mundo no es un lugar para él, y ella, que entiende perfectamente lo que siente, le abraza con las palabras: "lo que importa no es lo que el mundo te depare, sino lo que le aportas, y tú le aportas mucho". Se ha criticado bastante que se incluyan tantas tramas de homosexualidad en la serie, y yo me pregunto; ¿es que a principio del siglo XX no había gays ni lesbianas? Yo agradezco que en una serie sobre la vida, se incluyan cuantos más prismas mejor. Vale que la resolución de esas historias no sea demasiado verosímil con cómo era la sociedad entonces, pero qué van a hacer, también hay que "educar" a la gente de hoy día, porque el tema aún no está 100% asumido. Además aquí está bien traído, porque es una historia acerca de reivindicar lo que eres, y hacerte un respetado lugar como tal.
El capítulo con el que sí que lloré a moco tendido es cuando Ana va con sus amigos a una fiesta en casa de la "moderna y progre" tía Josephine en la ciudad, y al volver se encuentra a Marilla enferma en la cama (en lo que parece ser un principio de Alzheimer). Con respeto y la admiración de ésta, le cuenta lo que ha vivido -para ella una aventura-, y le coloca una preciosa corona de flores que le ha traído de la fiesta. "Ahora me siento mejor", responde Marilla.
Ana, y su especial romance con las palabras (porque ella siempre ha sido, es y será escritora, aunque no escriba ningún libro), despliega sus rayos de luz por el pueblo, y ablanda el corazón de los emocionalmente ineptos -pero de buenas intenciones- Matthew y Marilla. La "basura" (como decía al principio de la crítica) intenta seguir imponiendo su olor hasta el final de la temporada dos, pero los personajes que han visto la luz, como no podía ser de otra forma, se reivindican contra ella, defendiendo a la profesora "moderna" y claudicando ante Ana. Porque cuando alguien demuestra que sabe dónde va, el mundo entero se aparta para dejarlo pasar. El mundo es un lugar cruel, pero aquí hay muchos personajes de los que enamorarse.
Se me han puesto los ojos llorosos en muchas escenas de la serie, como cuando Matthew construye una valla alrededor del cobertizo de las gallinas para no tener que usar la trampa del zorro y romper el corazón de Ana. O como cuando el compañero gay de Ana está al borde de un acantilado, quizás a punto de saltar, diciendo que el mundo no es un lugar para él, y ella, que entiende perfectamente lo que siente, le abraza con las palabras: "lo que importa no es lo que el mundo te depare, sino lo que le aportas, y tú le aportas mucho". Se ha criticado bastante que se incluyan tantas tramas de homosexualidad en la serie, y yo me pregunto; ¿es que a principio del siglo XX no había gays ni lesbianas? Yo agradezco que en una serie sobre la vida, se incluyan cuantos más prismas mejor. Vale que la resolución de esas historias no sea demasiado verosímil con cómo era la sociedad entonces, pero qué van a hacer, también hay que "educar" a la gente de hoy día, porque el tema aún no está 100% asumido. Además aquí está bien traído, porque es una historia acerca de reivindicar lo que eres, y hacerte un respetado lugar como tal.
El capítulo con el que sí que lloré a moco tendido es cuando Ana va con sus amigos a una fiesta en casa de la "moderna y progre" tía Josephine en la ciudad, y al volver se encuentra a Marilla enferma en la cama (en lo que parece ser un principio de Alzheimer). Con respeto y la admiración de ésta, le cuenta lo que ha vivido -para ella una aventura-, y le coloca una preciosa corona de flores que le ha traído de la fiesta. "Ahora me siento mejor", responde Marilla.