Lo único salvable es su actor principal Santiago Alverú. Él solito hace creíble durante los primeros minutos este esperpento que se va diluyendo cuando las ideas se agotan y debe rellenarse todo con absurdeces, todas ellas muy absurdas.

Creo que en busca de la originalidad, seguimos navegando por las siniestras y peligrosas aguas del parque del Retiro en Madrid.

Tendría que aprender a no perder el tiempo, porque es muy valioso. La verdad es que cada día estoy más avergonzado, y hubiera sido más interesante no hacer esta crítica ocultando que la he visto. Siento pena de mi.