Bien por Lucía Puenzo: no sólo hizo una buena película sino que dirigió con absoluto éxito a Inés Efrón (la protagonista), quien lleva a cabo una de las mejores interpretaciones salidas del cine argentino. Tanto ella como Alvaro, el otro de los jóvenes protagonistas, se destacan, incluso en las escenas sin diálogo: basta con un gesto.
La temática de la película es fuerte y creo que logra mostrar tanto el costado familiar como el social de la problemática en cuestión. Ahí reside el gran valor de esta película: la manera en que se presenta el tema es muy efectiva. Hay escenas que impactan emocionalmente, hay otras donde todo es evidente desde lo sutil. Es una peli en la que se habla poco, pero bien, con sentido. También la elección de las locaciones fue acertada. Siempre me dio la impresión de que el clima reflejaba los sentimientos de los personajes.