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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama Después de pasar la noche con un presunto terrorista, la tranquila y ordenada vida de Katharina Blum queda completamente destruida. Como sospechosa, se convierte en víctima de una cruel campaña difamatoria de la policía y de un despiadado periodista sensacionalista, situación que pone a prueba los límites de su dignidad y de su cordura. (FILMAFFINITY)
13 de diciembre de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
De sobra es conocido cómo actúa la prensa rastrera amparándose en la libertad de expresión. Lo nefasto es cuando se traspasan los límites de esa libertad para invadir y atropellar la dignidad y privacidad individual. De la verdad a la mentira hay un paso muy tenue. Basta con que en la televisión y en los periódicos se inventen impunemente lo que les da la gana para arruinar reputaciones y vidas. Da lo mismo que se los denuncie por difamación; el daño ya está hecho. El impacto que los mass media tienen en la sociedad es fulminante. Y el morbo es lo que más vende. Por lo que a cualquier periódico o medio de comunicación deshonesto le importa un pepino tener que pagar una indemización que es una bagatela comparada con lo mucho que ganan explotando el cotilleo. El castigo que les cae no les supone gran cosa, porque como este sistema no protege a los ciudadanos de a pie y en cambio favorece a los poderosos, lo más que ocurre, con suerte, es una hipócrita palmada al difamador como la que se le da a un niño travieso de cara a la galería, para que todos veamos lo bien que funciona el sistema de bienestar, y aquí no ha pasado nada.
Y no es la prensa sensacionalista (o cualquier formato que nos cuele bulos) lo único que es duramente atacado en esta mordiente película. También la policía y la justicia salen muy, muy mal paradas.
En esta sociedad borreguil lo exclusivamente cierto es lo que pregona la televisión (sobre todo), la radio, la prensa, todo ello multiplicado ahora por infinito con Internet y los móviles, y cuanto más tremendista es lo que se publica más caso se le hace. Da escalofríos.
Todos los mentirosos y abusones que se denominan a sí mismos "profesionales" tienen carta blanca. Nadie les tose, ni siquiera los que nos tienen que defender a nosotros, los millones de pringaos a los que nos tienen agarrados por los huevos porque no tenemos dinero ni poder. Además, están todos compinchados, gobierno, autoridades y medios. ¿Libertad de prensa? Ja, ja, ja.
Katharina Blum soy yo, es mi vecino de al lado, es cualquier persona honrada a quien un día cogen como chivo expiatorio (el público cotilla se aburre si no tiene a quién insultar). Es horrible lo extremadamente vulnerable que es la vida privada. Tontos ingenuos que somos, ellos saben mucho más sobre nosotros que nosotros mismos. Y lo que no les interesa, lo cambian como quieren.
"El honor perdido de Katharina Blum" es de rabiosa actualidad aunque fuese rodada hace cerca de cuarenta años.
Ella obligada a vestirse en el baño con la puerta abierta, desnuda delante de ese circo de tres pistas mediático.
¿Quién no tendría fuertes tentaciones de agarrar una pistola y darles un verdadero motivo para rajar del prójimo?
Vivoleyendo
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