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Voto de Vivoleyendo:
8
Aventuras. Drama. Romance Harry Feversham es admirado por sus compañeros y está considerado como uno de los mejores soldados de su regimiento. Apasionadamente leal a su bella prometida, Ethne, a Harry se le presenta un prometedor futuro en el ejército y una vida feliz junto a la mujer a la que ama. Pero, cuando un ejército de derviches ataca la fortaleza británica de Jartum (Sudán), su regimiento es llamado a filas y enviado a África. Harry; que se siente lleno ... [+]
29 de mayo de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mis tiempos los muchachos, al ser llamados al servicio militar obligatorio, solían pedir prórroga por estudios o alegaban objeción de conciencia como alternativa para escaquearse de un marrón que ya pintaba obsoleto, desfasado, un coletazo desagradable de la época anterior a la democracia.
En una rara era en la que la libertad individual proclamaba su soberanía, el ciudadano (al menos amparado en el papel por los Derechos Humanos y la Constitución) ya no era una simple célula del organismo nacional, forzada a sacrificarse por el bien común. El Estado ya no podía obligarle a morir por su bandera, ni siquiera a luchar por ella. Nada había ya por encima de su propia vida, ni de su dignidad personal, ni de su libre albedrío. O eso nos llegamos a creer aunque sea un cuento de niños. Suena muy bonito, demasiado. Pero los muchachos de mi quinta ya se lo creían y, tras un siglo que había sido terrible, plagado de guerras y horrores, por primera vez aquí se respiraban aires de paz, y ya lo de empuñar las armas se veía absurdo, incluso se consideraba una abominación. Los movimientos pacifistas habían dejado huella y la juventud no estaba dispuesta a servir de monigote para matar y morir en nombre de una patria que no era su dueña.
Finalmente la mili desapareció y en su lugar se promovió el ejército integrado por hombres y mujeres que eligieran la profesión castrense. Se trata de una cuestión de vocación de entrega, de llevar dentro un ideal de sacrificio, no el sacrificio de morir por los demás, por supuesto, sino el de estar cualificado y preparado para actuar en situaciones de catástrofe y amenaza para defender, ayudar y rescatar a la población indefensa y en circunstancias de peligro extremo.
Hoy, desde mi perspectiva, lo de ser militar cobra una dimensión que no existía en los tiempos del Imperio Británico. Entonces, un soldado o cualquiera que mostrara objeción de conciencia era la abominación. Era sinónimo automático de cobardía y a esa persona, que a mí me parece tan sensata, se la condenaba al ostracismo. Una pluma blanca era el símbolo de su ultraje a la patria, de su bajeza moral. Recibir la pluma blanca era como estar muerto para la familia y para los que se pensaba que eran amigos, y para un entorno que te marcaba como a una res y te cerraba la puerta en las narices.
Negarte a luchar, matar y morir por tu reina te rebajaba casi a la categoría de un asesino, un asesino sin el respaldo de su majestad se entiende, porque si lo eras bajo su respaldo en el campo de batalla eso se consideraba un acto heroico. Es curioso cómo cambian los matices de los actos dependiendo del punto de vista.
Harry, un joven militar muy popular y admirado que no ha estado aún en un campo de batalla, tiene las agallas de oponer su objeción de conciencia en cuanto estalla un conflicto que amenaza con enviarlo a donde Cristo dio las tres voces, uno de los incontables territorios del ridículamente inmenso Imperio. Es el único en todo su regimiento que advierte que se va a tratar de una carnicería inútil, otra más de las muchas en nombre de la reina, donde tanto él como sus amigos van a ser masacrados con toda seguridad. ¿Por qué nadie, ni sus ciegos colegas, ve que no hay honor ni gloria en esa estúpida contienda en un lugar lejano, Sudán, que Gran Bretaña no tenía derecho a ocupar? ¿Que irán allí, a terreno extraño, a enfrentarse con nativos rabiosos, rencorosos contra los invasores ingleses?
Nadie lo ve, tampoco su novia, Ethne. Son como críos jugando a la guerra y que no comprenden que un valiente no es simplemente el que acude al campo de batalla, ni un cobarde necesariamente el que se niega a acudir.
Buscando enmendar su integridad ante los ojos de aquellos que le importan, Harry toma una determinación que un cobarde no tomaría.
Gran película de género antibelicista y de aventuras muy dramáticas sobre un muchacho que demuestra los grados incomprendidos del valor verdadero.
Y que defiende lo que mi generación por fin ha conseguido.
Vivoleyendo
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