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Voto de Vivoleyendo:
8
6,0
85.019
Comedia. Romance
Rafa (Dani Rovira) es un joven señorito andaluz que no ha tenido que salir jamás de su Sevilla natal para conseguir lo único que le importa en la vida: el fino, la gomina, el Betis y las mujeres. Todo cambia cuando conoce una mujer que se resiste a sus encantos: es Amaia (Clara Lago), una chica vasca. Decidido a conquistarla, se traslada a un pueblo de las Vascongadas, donde se hace pasar por vasco para vencer su resistencia. Adopta el ... [+]
21 de marzo de 2014
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que el cine está más barato, merece la pena aprovechar. Y como en el Cinebox del centro comercial Aqualon Puerto de Huelva la sesión hoy estaba a 4.90 euros (el día del espectador llega a estar a 3.70), y lo prefiero a la excesiva masificación del nuevo centro de ocio Holea, que tiene el fastidioso tirón de la novedad, pues hacia el Aqualon tiramos, y elegimos "Ocho apellidos vascos".
No nos hemos arrepentido en absoluto, pues nos hemos reído a carcajadas junto con el resto de los espectadores, que eran más de los que esperaba. Por suerte no había ningún metepatas en la sala de los que meten ruido y se burlan de la película, de esos que te crispan los nervios.
El choque y el antagonismo de los prejuicios "andaluz vs vasco" es satirizado en una serie de situaciones irónicas y descacharrantes propias de la buena comedia de enredos que deconstruye tópicos.
En un típico bar sevillano de tablao flamenco Amaia, una vasca recalcitrante con malas pulgas, conoce a Rafa, un saleroso sevillano no menos acérrimo, y entre ellos saltan las chispas en una noche de vapores etílicos. Cuando Amaia regresa a su tierra, él en un impulso decide ir a buscarla para devolverle el bolso que ella se dejó olvidado...
Diálogos que te sacuden el estómago a base de risas con ese humor alocado como un huracán de ingenio y grandes interpretaciones, y sana crítica a los estereotipos de la identidad geográfico-social-cultural, a las rivalidades y rencillas entre comunidades y a la manía de juzgar a los de ciertos lugares por los raseros nacionalistas.
Hasta que se conoce no ya al vasco o al sevillano o al cacereño, sino a la persona, y entonces va dando igual de dónde proceda, porque el corazón tiende a olvidar las diferencias y a encontrar los rasgos que unen a la gente que transita por los extraños y universales caminos del amor.
No nos hemos arrepentido en absoluto, pues nos hemos reído a carcajadas junto con el resto de los espectadores, que eran más de los que esperaba. Por suerte no había ningún metepatas en la sala de los que meten ruido y se burlan de la película, de esos que te crispan los nervios.
El choque y el antagonismo de los prejuicios "andaluz vs vasco" es satirizado en una serie de situaciones irónicas y descacharrantes propias de la buena comedia de enredos que deconstruye tópicos.
En un típico bar sevillano de tablao flamenco Amaia, una vasca recalcitrante con malas pulgas, conoce a Rafa, un saleroso sevillano no menos acérrimo, y entre ellos saltan las chispas en una noche de vapores etílicos. Cuando Amaia regresa a su tierra, él en un impulso decide ir a buscarla para devolverle el bolso que ella se dejó olvidado...
Diálogos que te sacuden el estómago a base de risas con ese humor alocado como un huracán de ingenio y grandes interpretaciones, y sana crítica a los estereotipos de la identidad geográfico-social-cultural, a las rivalidades y rencillas entre comunidades y a la manía de juzgar a los de ciertos lugares por los raseros nacionalistas.
Hasta que se conoce no ya al vasco o al sevillano o al cacereño, sino a la persona, y entonces va dando igual de dónde proceda, porque el corazón tiende a olvidar las diferencias y a encontrar los rasgos que unen a la gente que transita por los extraños y universales caminos del amor.