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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama. Intriga En 1981, Brian tenía ocho años y estaba sentado en el banquillo durante un partido de la liga juvenil de béisbol. Cinco horas después despierta en el sótano de su casa con una hemorragia nasal y sin recuerdos. Brian moja la cama y tiene pesadillas, también inventa: fue abducido por extraterrestres. Y pasa el tiempo, Brian llega a la adolescencia, torpe, acomplejado y entregado a la causa OVNI, también Neil, su compañero de infancia, se ... [+]
8 de febrero de 2010
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No todos los niños crecen felizmente, protegidos de los males que aguardan detrás de cada esquina. No pocos pequeños reciben heridas que sus frágiles hombros no están preparados para soportar, ni sus mentes desguarecidas pueden comprender aún.
La de Neil y la de Brian son dos historias paralelas de dos chicos lastimados cuando ni siquiera tenían edad para saber que estaban siendo lastimados. En el universo infantil, en el que la indefensión tiene como viga maestra la necesidad y el apremio de contar ciegamente con adultos que se supone que han de tender una mano bienhechora y protectora, no entra dentro de la capacidad de asimilación el hecho de que alguno de esos adultos nos la esté jugando. Que se esté aprovechando depravadamente y robándonos eso tan precioso como es la inocencia.
Incluso un pequeño que no está muy seguro de si esas cosas extrañas y perturbadoras que le ocurren entran dentro del orden corriente, en el subconsciente siente aullar una alarma que avisa de que algo no va bien. De algún modo, intuye que no se trata de un juego de niños. Un juego normal no hace que después tengas vacíos en tu memoria, porque todo tu ser rechaza tan furiosamente el recuerdo, que tu cerebro te protege sepultándolo. Un juego ordinario no provoca que te sangre la nariz de terror ni que te desmayes. No provoca que tengas pesadillas insistentes todas las noches, ni que crezcas llevando dentro un trauma que te esclaviza.
Tampoco un juego inocente causa que te sientas perdido el resto de tu vida, ni que, cuando ya eres mayor para comprender, entiendas que eras demasiado joven para ser sin embargo un viejo gastado. Un cuerpo gastado en cientos de cuerpos gastados.
Eras viejo antes de saber que no tenías edad para serlo, y antes de saber que tenías derecho a ser el niño que no te dejaron ser.
Cuando entiendes todo eso, es demasiado tarde ya y no puedes volver atrás para borrarlo, para gritar a tiempo que querían robarte lo más preciado que tenías, tu niñez, una época demasiado corta que, cuando te la quitan, es lo más terrible que te puede pasar. Porque padecerás unas cojeras, unas lagunas en el alma que no se irán nunca.
Por desgracia, siempre es demasiado tarde para todo lo que no pudimos evitar.
Un sórdido, duro y doloroso drama acerca de dos chavales que se encuentran sin pedirlo ante la crueldad solapada de un mundo incomprensible, y que tratarán de seguir adelante, entre atascos y vías muertas. Llevando sus propios fragmentos destrozados, sabiendo que, aunque lleguen a encontrar la manera de pegarlos, siempre serán como jarrones rotos y recompuestos, a los que faltarán las piezas más importantes.
Vivoleyendo
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