Si bien el tono del filme es típicamente comercial y de entretenimiento, la película de fondo trata de brindar una visión crítica al adentrarse en el tópico de la pornografía ilegal y las snuff movies.
Joel Schumacher construye un filme atrayente, dinámico en variantes que mantiene la atención del espectador en todo momento, a pesar de caer por allí en ciertas irregularidades propias del alboroto de la narración.
La película comienza como un thriller de intriga donde lo principal es la investigación de un caso intrigante y la consecuente búsqueda de la verdad, para luego dar lugar a un encarnizado ajusticiamiento por mano propia. Es allí donde la cinta pierde un poco la compostura.
El corte de la cinta es oscuro y críptico combinado con violencia y sexo explícito a partes iguales.
El producto termina convenciendo, porque equilibra bien la dosis de entretenimiento con el acento reflexivo que intenta dejar de fondo. Todo ello mostrado con una cuota justa de truculencia que no cae en el mal gusto ni el violencia desmedida en ningún momento.
Desde las actuaciones, Nicolas Cage convence en el personaje típico de detective que va atando cabos a medida que se adentra en el aberrante mercado del sexo enfermizo. Joaquin Phoenix en un secundario sin mucho desarrollo, pero que acompaña correctamente con su interpretación dentro de la narración. James Gandolfini siempre equilibrado y convincente, como el antagonista que más relevancia tiene.
Sin descollar -y sin ser mejor que “Tesis” - es un producto interesante que no defrauda por su saludable ritmo y por la cuota reflexiva que conlleva de fondo.