La película no sale de los convencionalismos del género, llena de lugares comunes y de las situaciones típicas de los filmes de asesinos seriales. En cierta parte no se aparta de ese esquema rígido al cual estamos acostumbrados, pero que a la vez resulta divertido o al menos llamativo en sus variantes. No es una película que aburra, al contrario, con una estética bastante sórdida la cinta nos mantiene atentos al desarrollo, armando hipótesis y conjeturando, con muchas idas y vueltas en la trama que hacen del filme una opción entretenida aunque sin muchas pretensiones. Cinta que seguramente no merezca un calificativo mejor que el de mediocre, pero que no obstante es práctica y consistente, no se va por las ramas, justa en su duración, sustentada por un guión sencillo pero que mantiene la expectación y el interés, sólo flaqueando en su desenlace. El mismo es muy tosco y quizás arruine en gran parte el estilo bastante cuidado de la puesta en escena. La cinta cuenta con un interesante reparto, aunque las actuaciones a mi criterio no sean un punto a destacar dentro del filme, ya el peso específico de los nombres de los actores en sí en el momento justo de sus carreras, ya avizoraba que al menos no le faltaban nombres con qué seducir al público en general para ver esta propuesta. Lo más importante a analizar en este tipo de filmes es el factor intriga, el mismo está bastante bien llevado durante todo el metraje, el suizo Carl Schenkel consigue un clima de incertidumbre óptimo el cual no da lugar a lo previsible en ningún momento. Una verdadera pena que tenga un final tan ramplón y tosco que sólo le quita méritos al buen trabajo hecho con antelación. En definitivas, una película que no trajo nada nuevo, pero que al menos consigue recrear y divertir a la platea con opciones ya vistas pero con cierta contundencia muy difícil de ignorar.