Dejando aparte el cine mudo es la película con menos diálogos que he visto.
Cargar la mano en la narración con imágenes en una historia con un único escenario como es un barco, es arriesgar demasiado y la peli adolece de ello. De ahi que a veces resulte pesada.
La supuesta poesía, el romanticismo del protagonista, la fotografía colorista y la melancolía que supura constantemente dejan una insatisfacción de oportunidad perdida.
Será que aquí estamos más acostumbrados a hablar y el excesivo mutismo nos choca.
Igualmente la interpretación "a la china" de los personajes secundarios siempre me resultará deprimente, y más en una peli como esta.
(Aclaro lo de "a la china": personajes con gestos exagerados e infantiloides, nada creíbles, como de comedia burda y que tanto abunda en el cine oriental).

En el haber apuntamos varias metáforas, alguna genial, como la del almanaque: la angustia del tiempo que no pasa lo suficientemente rápido para alguien al que le queda muy poco.
En contra de lo que he leído por aquí, en el último tercio la peli remonta el vuelo y termina con un final original y sorprendente que me encantó.
¿ Recomiendo verla? Sí, con paciencia.