Con oficio y sin devanarse mucho los sesos, Roger Michell trae como mecanismo de reloj, todos los ingredientes que exigían en la apertura al nuevo milenio, para realizar una comedia romántica exitosa en taquilla. No es descabellado que el personaje encarnado por Julia Roberts (una de las más recurrentes actrices para este género), hubiera podido protagonizarla incluso.

En el otro lado del ring amoroso, el siempre fiable Hugh Grant, experto, como señalan en "Family Guy", en permanecer encantadoramente aturdido. Aquí, interpreta a un apocado pero adorable dueño de una librería perdida en un rinconcito del mítico barrio, con compañero de piso gracioso incluido, para vivir su cuento de hagas particular.

La banda sonora va a acorde y el argumento se mueve sin grandes sobresaltos, buscando llegar a la conclusión que los espectadores pueden intuir...

Un paradigma dentro de las comedias románticas de su época, que funcionó muy bien en taquilla y consolidó a su pareja de protagonistas, anécdotas incluidas de algún momento de las escenas amorosas entre Julia y Hugh.