Parece que para que a Clint Eastwood le laman el ojal no le hace falta nada más que Constantino Romero y Morgan Freeman. Nunca me han entusiasmado las películas de boxeo, lo reconozco, pero es que ésta no llega a ser aceptable. Tampoco es una mierda porque Clint Eastwood es casi incapaz de hacer un verdadero truño. Infantiloide y maniquea como otras de sus malas películas (son más de las que parece), trata de manera superficial algún tema políticamente correcto que, mezclado con su imponente presencia (sin olvidar a Freeman y Swank), constituye un producto altamente aceptado por la masa, pues reciben de él justo lo que desean. Basurilla, al fin y al cabo, incomprensiblemente sobrevalorada. Mystic river, Infierno de Cobardes, El jinete pálido, Sin perdón... éstas si que son peliculones.