Si tiene algunos inconvenientes esta película es 1) que nos relata maldades que ya hemos visto 100 veces y toda la vida, 2) nos hace vivir una vez más y casi a la perfección la historia de la más repugnante crueldad humana. Extrañamente se alivia bastante el sufrimiento por la excelencia de la banda sonora, en particular los tangos y las interpretaciones de Hugo Díaz, merecedora de mejores propósitos. La actuación de todos los protagonistas es excelente y la fisonomía y la actitud de Karl Marcovics es inmejorable en el personaje de Salomon “Sally” Sorowitsch. No tiene la imagen de un héroe y no tiene una ideología, sólo es un sobreviviente en campos de concentración, en particular en Sachsenhausen. Y está muy bien que personas que viven el mismo problema tengan teorías distintas acerca de lo que hay que hacer.