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Voto de MagoCinéfilo:
9
7,8
8.592
Drama
En el Japón medieval, devastado por las guerras feudales, un vulgar ladrón es elegido para sustituir a un poderoso señor de la guerra, que acaba de morir. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2019
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La etapa crepuscular de Kurosawa es el dolor hecho cine. Kagemusha, aunque considerada por muchos una de sus obras menores, no es menos dolorosa. La depuración estética de Kurosawa llegaba a su vertiente más preciosista en esta etapa, aunque su punto álgido fuese alcanzado con Ran, cinco años después (en la opinión de un servidor, la mejor película de Kurosawa).
Independientemente de ello, Kagemusha traslada al espectador al reino de la poética sublime. Es una alegoría de tres horas en la que el maestro nos transporta a un sentimiento intrínseco, casi primigenio, del hombre común por seguir a los grandes hombres de la historia. El afan humano, socrático si se quiere, de la autosuperación y del deber.
De como el deber consume al hombre hasta dejar poco más que una sombra, que por contraparte se alarga hasta mitificarlo.
Sus lecciones históricas tampoco deben ser desmerecidas. La tragedia de la casa Takeda y el conflicto inútil contra el poderío de Nobunaga y el Clan Tokugawa anclados en la historia de Japón como el principio y el fin de dos eras.
Una película imprescindible, que como curiosidad en su versión internacional estuvo producida por Francis Ford Coppola y George Lucas.
Independientemente de ello, Kagemusha traslada al espectador al reino de la poética sublime. Es una alegoría de tres horas en la que el maestro nos transporta a un sentimiento intrínseco, casi primigenio, del hombre común por seguir a los grandes hombres de la historia. El afan humano, socrático si se quiere, de la autosuperación y del deber.
De como el deber consume al hombre hasta dejar poco más que una sombra, que por contraparte se alarga hasta mitificarlo.
Sus lecciones históricas tampoco deben ser desmerecidas. La tragedia de la casa Takeda y el conflicto inútil contra el poderío de Nobunaga y el Clan Tokugawa anclados en la historia de Japón como el principio y el fin de dos eras.
Una película imprescindible, que como curiosidad en su versión internacional estuvo producida por Francis Ford Coppola y George Lucas.