Pilar (Laia Marull) y su hijo se refugian en casa de su hermana (Candela Peña), cansada de los abusos de su marido Antonio (Luis Tosar). Éste tratará de recuperarla mientras a su alrededor se alzan voces en contra y a favor de la reconciliación, pero tendrá que ser la propia Pilar quién se enfrente cara a cara con sus temores...

Icíar Bollaín filma con extrema pulcritud (casi impersonal) este drama a mayor gloria de una magnífica Laia Marull, ella es el centro de la película, en parte porque su personaje es uno de aquellos que dejan huella, pero también porque la actriz realiza una gran interpretación, cruda y compleja. A otro nivel se sitúa Luis Tosar, quién a pesar de lo titubeante de su (poco convincente) primera aparición consigue realizar una convincente actuación conforme avanza la historia. El resto del reparto están simplemente correctos, tampoco es que sus esquemáticos personajes les dejen mucho margen de maniobra. Aún así cabría destacar la sobriedad de Candela Peña.

Puede que el guión no sea todo lo sólido que debiera y que muchas escenas y personajes no estén todo lo desarrolladas que debieran, también se le podría reprochar de oportunista o panfletista (y desde luego de apoyarse en demasía en la interpretación de su actriz principal), pero Te doy mis ojos funciona como triste alegato en contra de violencia y a favor de la superación personal, y ello es su mayor virtud.