La aparentemente tranquila localidad de Woodsboro tiene que hacer frente a un asesino en serie que contacta con sus víctimas a través de amenazantes llamadas telefónicas. Sidney (Neve Campbell) y sus amistades se convertirán en objetivos del cinéfilo asesino, ello provoca que la joven rememore un angustioso suceso del pasado.

Scream supuso para el aficionado a las películas de terror adolescente todo un soplo de aire fresco en un género que parecía destinado al mercado videográfico y a producciones de ínfima calidad, además de todo un festín de referencias y chistes privados (casi paródicos) que la convierten en todo un homenaje al género. Y es que Williamson se descubre como un amante de estas producciones y se nota en su inteligente guión, si a ello se suma Craven, clave (guste o no) en el cine de terror gracias a películas tan emblemáticas como Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street) o Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes) el resultado es cuanto menos interesante.

También ayuda un reparto carismático, con actrices en alza (nuevamente) como Drew Barrymore o populares gracias a la televisión, caso de Neve Campbell o Courteney Cox. La mezcla de estos ingredientes unido a la falta de imaginación (así como de medios e interés) reinante en este tipo de películas durante los últimos años elevaron a Scream a la categoría de "resucitadora" (tras ella llegaron innumerables películas similares, muchas de ellas aprovechando el tirón generalizado) por su capacidad de regurgitar el tono general de sus predecesoras creando algo novedoso pero a la vez atrayente para los amantes del género.