Desafortunada producción que relata las ansias de Federico (Alberto San Juan) en el año 1977 de debutar en la dirección de largometrajes con una obra de denuncia social en plena decadencia de la censura. En su camino se cruza un chapucero y liante productor (Miguel Rellán) con el que acabará protagonizando un tira y afloja para llevar a buen puerto el rodaje de su película. Por la misma se pasearán un excéntrico, entre los que se incluyen una ex niña actriz reconvertida en folclórica llamada Silvia Conde (Nathalie Poza) y su servicial asistente Fino (Fernando Tejero), unos siempre alcoholizados directores de fotografía o varios extras con ansias de protagonismo. La unión de tanta mente brillante convertirá el rodaje en una batalla campal.

El resultado final es ciertamente decepcionante, por un lado el guión no resulta todo lo divertido que debiera y los supuestos gags y enredos humorísticos son bastante descafeinados, por otro la dirección resulta aséptica y los actores están (en su mayoría) más ocupados gritando y soltado improperios que actuando, eso sí, destacaría Miguel Rellán, quién realiza la interpretación más sosegada. Además la cantidad de actores incluidos hace que la mayoría de los personajes estén desdibujados o directamente desaprovechados.