La crisis mundial nos afectó a todos, pero antes de esa, desde décadas atrás, ya había una crisis inmobiliaria en Hong Kong fruto de la especulación con las constructoras demoliendo y las mafias y gobiernos metiendo mano. Esto es lo que nos va contando del pasado, mientras en el presente, una comercial bancaria obsesionada con tener un piso con vistas al mar, tiene una doble vida como asesina en serie matando gente a diestro y siniestro sin conocer el móvil que la lleva a ello.

El film es un slasher gore en clave de crítica social que parte de una buena intención, tiene buenas escenas de asesinatos, pero no acaba de hacer que resulte redondo o que encaje la mezcla de secuencias del presente con los flashbacks del pasado con los que intentan mostrarnos los motivos por los que asesina. Resulta como mera excusa de fondo y queda lejos de tener el tono ácido y crítico que busca, siendo una pena que los dos caminos narrativos choquen y en ningún momento se fundan.

Nota: 4’5

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