Un film maravilloso e inmortal, cima del cine infantil en un formato de musical de corte fantástico (inolvidable la canción "Más allá del arcoiris"). La historia es por todos conocida y sus personajes (hombre de hojalata, espantapájaros, león...) aún más. Judy Garland se encumbró para siempre y está ideal en el papel protagonista.
Inmortal y con un uso del color perfecto, "El mago de Oz" en su miscelánea de infantilismo, profundidad psicológica, filosofía, amplitud genérica y no poca subversión en el mensaje final (pese a la última frase, está claro que Garland ha sido infinitamente más feliz fuera de casa), deja en cueros a la gruesa globalidad del cine musical de aire infantil hecho desde entonces, a nivel no animado. Una obra maestra imprescidible de un Fleming que supo escalar a la cima no pocas veces y en diferentes géneros.