El día a día en una escuela primaria de un pueblo francés, con su falta de medios y los enormes problemas económicos y sociales que asolan a la zona y por consiguiente a los padres de esos niños, para los que cada día debe volver a empezar todo.
Con este material logra Tavernier una gran película, una obra maestra, llena de potentísima sencillez, directa y limpia como una patena, dónde no se atisba el más nimio detalle o aspaviento de excesivo dramatismo o desazón, sino solo un dardo concienzudo, sabio y certero en las conciencias, con la mera exposición magistral, puramente narrativa, de una cotidianiedad preñada a partes iguales de alegrías y sinsabores.
Una obra ejemplar.