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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
9
Drama Nigel (Hugh Grant) y su mujer Fiona (Kristin Scott-Thomas) son un matrimonio británico de crucero para celebrar su séptimo aniversario de boda. A bordo conocen a la atractiva y deshinibida Mimi (Emmanuelle Seigner) y a su marido Oscar (Peter Coyote), un norteamericano que está inválido en una silla de ruedas. Nigel empieza a sentirse atraído por Mimi, y Oscar, que se da cuenta, le propone que intente seducirla, pero antes le cuenta cómo ... [+]
6 de enero de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver "Lunas de hiel" uno sale mareado, fustigado, desarmado a la par que perplejo. Con esta película, Polanski se catapulta a los altares de cineasta libérrimo, salvaje, de artista grande, de cineasta portentoso. Cualquier otro cineasta (y lo digo sin admitir excepción alguna: solo, tal vez, Almódovar) se hubiera roto las narices ante el material del que partía Polanski y una de dos: o hubiera logrado un buen drama erótico y perverso (lo cual no hubiera sido poco) o directamente habría construido un engendro torpe, vacilante y obvio, excesivo a todas luces. Polanski logra un film equilibradísimo, de una solidez impresionante.
Lo que el genio polaco hace con "Lunas de hiel" es una bárbara metáfora existencialista del "todo es posible". Toda nuestra vida, todo lo que nos rodea o nos puede llegar a rodear puede ser bueno o malo, lo mejor o lo peor. Cualquier objeto o persona tiene dos caras. De ahí surge, de esa mente genialmente ambigua y relativista, la espléndida película que es "Lunas de hiel".
Película de una penetración psicológica arrebatadora, inclasificable en su propia maestría a la hora de fusionar géneros y estilos, resulta un análisis feroz y monstruoso de las relaciones de pareja, del afecto, del sexo, de la compasión, la vida y la muerte, la pasión, la servidumbre, la maldad de la condición humana.
Polanski ratifica por enésima vez sus dotes de cineasta poderoso, desembozado, absolutamente grande: es un maestro de la puesta en escena (aquí utilizada de forma subrepticia e irónica para construir un estilo sacado de un cruce entre el más sardónico Buñuel -"El discreto encanto de la burguesía", sobre todo: un simbolismo socarrón y cruel indiscutibles- y el más cruel Aldrich -"¿Qué fue de Baby Jane?"- bajo un prisma propio, bajo la perspectiva que le da su inconmensurable madurez precoz); un maestro en la dirección de espacios claustrofóbicos con pocos personajes; pero hasta en películas desarmantemente corales como "Chinatown" sale como un genio; un maestro en dirigir a esos personajes, logrando un excepcional trabajo de Peter Coyote, no menos excelentes de Grant y Scott Thomas y uno convincente de la nefasta en "Frenético" Seigner (compañera sentimental de Polanski), quien pudo desvirtuar y tapara el film pero que gracias al empeño de éstelogra no chirriar, ni fallar.
Polanski es un genio monstruoso. O una monstruosidad de genio. Me da lo mismo. Yo amo el cine de este Frankenstein, huérfano de compañeros en su gremio...
kafka
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