El poder de la ambición

McConaughey lleva mucho tiempo sin apenas descanso, encadenando proyectos de diferentes géneros, con los que poco a poco se ha hecho un importante hueco. La cima del Oscar con “Dallas Buyer Club” no hizo más que reconocer este tramo de su carrera, pero realmente a él le gustan papeles como el de “Gold, la gran estafa”, esos de eterno perdedor con poca relevancia en los que dejarse llevar.

Si “Mud” ya era una buena prueba, y en “El lobo de Wall Street” nos dejaba secuencia para el recuerdo, “Gold…” nos deja un personaje obsesionado con la idea de encontrar oro cueste lo que cueste. Esta obstinación guía sus decisiones, sus movimientos y sus ideales, siempre centrado en su padre y en cómo éste levantó su negocio. McConaughey, necesariamente desmejorado para el papel, tiene unos cuantos momentos épicos siendo el alma de la película. Sobre él se sustenta la narración de un guion basado en hechos reales. A su lado Ramírez, socio y compañero en la búsqueda del oro, tiene personalidad, fuerza y apariencia para ser el contrapunto decisivo de la película.

Este guion narra las aventuras del protagonista en la búsqueda de un sueño que tiene tantos altibajos como la vida del personaje. La película comienza con un buen pulso con esa rápida ascensión del protagonista y su socio, pero con un irregular desarrollo, la parte central no mantiene el ritmo y queda un poco aburrida. Una vez superado este tramo, su conclusión vuelve a alzar el vuelo y consigue cerrar la película con bastante brío.

“Gold, la gran estafa” representa muy bien esa vieja historia que tanto le gusta a la Industria, la de alguien anónimo que gracias a su esfuerzo consigue alcanzar algo importante. Pero más que esto, a Hollywood le gusta mucho centrarse en ese rápido descenso que llega después, el hecho de perderlo todo tan rápido como vino. El ascenso y caída del héroe americano hecho a sí mismo.

En ésta película que recrea una historia real, nos encontramos con alguien qué "las chita callando". Es decir qué parece qué no ha roto un plato, pero qué luego se lleva la mejor tajada. Y es qué cuándo el oro y el dinero están por medio, todo puede ocurrir. La condición humana en cuanto al dinero, todos la conocemos. Cuándo creemos tener o tenemos dinero en nuestras manos, todo marcha muy bien. Te salen amigos por todos lados, la gente quiere asociarse contigo para sacar buenos ingresos y las empresas poderosas quieren hacerse con más dinero del qué tienen. Pero claro, en ésta historia nadie contaba con el qué parecía menos emprendedor de todos. Sin embargo él es el más listo de todos, y al final se queda con una gran cantidad de dinero. La película está muy bien interpretada por los protagonistas, os animo a verla en VOS, y tanto Matthew McConaughey cómo Edgar Ramirez cómo Bryce Dallas Howard hacen un gran trabajo. A mí McConaughey es un actor qué siempre me ha gustado. Recuerdo películas suyas cómo Contact, Interstelar, Sahara y sobre todo The Lyncon Lawyer, dónde para mí ha tenido muy buenas interpretaciones. Qué la película esté o no hecha para su lucimiento, ahí no entro. Cada uno qué emita su juicio, pero los protagonistas principales en las películas quieren su lucimiento personal. La película está bien dirigida y tiene una fotografía espectacular. Sobre todo cuándo se adentran en las selvas Indonesias. Yo la recomiendo. Tiene su miga.

Está claro que los guionistas de cine encontraron en la crisis económica sufrida hace unos años (y cuyas consecuencias seguimos pagando) un gran filón de historias que contar, algunas tan disparatadas como la que nos narró Scorsese hace un par de años. Siguiendo la tónica de ‘El Lobo de Wall Street’ nos llega la nueva propuesta protagonizada por Matthew McConaughey ‘Gold: La Gran Estafa’.

Con el arquetipo de film digno de ganar premios, la película de Stephen Gaghan se basa en la historia real de Kenny Wells, al que da vida un esforzadísimo Matthew McConaughey que es, de largo, lo mejor de la película y eso a pesar de que no es el tipo de personaje que llama la atención del público.

Pero está claro que tienes un problema grave de concepción de película si, al pasar un par de días de su visionado, lo único que recuerdo es su actuación y caracterización. Algo no funciona en ‘Gold’. Si la analizamos detenidamente descubrimos que su esquema está demasiado trillado: ascenso y caída a los infiernos. El pobre que va escalando poco a poco hasta la cima de la que se cae sin paracaídas. A todo, le sumamos el problema del alcoholismo para rematar su rol. Tampoco la beneficia que en su publicidad se la mire como el próximo lobo, cuando tiene bastante poco que ver con él. Es más, me sorprendió el film en su parte inicial por la aventura en indonesia con esos paraísos y sus responsables sacando provecho de la excelente fotografía de la que hace gala.

En definitiva ‘Gold: La Gran estafa’ nos narra una curiosa historia bien protagonizada y con momentos curiosos, pero también nos deja el sabor de una película un poco irregular, con muchos altibajos.

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Gran papel de Matthew McConaughey pero ya habíamos visto un papel parecido de Christian Bale en una película con titulo similar y no hace mucho tiempo, La gran estafa americana. Mas original y mas convincente, pero el papel de McConaughey es muy bueno, con ese diente postizo, con su tripa cervecera y su alopecia.

Pero a la historia le falta algo, quizás por estar basada en hechos reales, se ciñe a lo que paso y la amistad entre los dos socios no daba mas que para un hipotético final.

Aun así la historia merece la pena y toca el tema del dinero y de codicia como pocas películas lo hacen.

El director Stephen Gaghan nos ofrece el eterno fuego de artificio de las películas sobre estafas. Y lo hace con una colección de gestos no por esperables menos interesantes, diálogos sugerentes y fluidos, un montaje dinámico y un encadenado de piezas musicales muy bien trenzadas.
El guion de Patrick Massett y John Zinman es un libreto conseguido, bien hilado, con ritmo y una continuidad en la trama, o sea, sin pasos en falso, lo que hace la historia creíble. Resulta el guión de la adaptación al cine de un caso real conocido como el escándalo minero Bre-X de 1993, cuando tras un supuesto descubrimiento de oro en la jungla de Indonesia, se desveló un fraude, dado que las muestras analizadas estuvieron falsificadas. Pero la ambición ciega, esa es la cuestión, nadie sería timado si no está tocado por el virus de la codicia.
Excelente la banda sonora de Daniel Pemberton y el mismo Pemberton fue nominado Globo de Oro en 2016 a la Mejor Canción Original que co-escribió con Iggy Pop, Danger Mouse y el director Stephen Gaghan, un tema precioso que se puede escuchar aquí interpretado por Iggy Pop: https://www.youtube.com/watch?v=fXaPtzHL31Y. Esplendorosa la fotografía de Robert Elswit recogiendo matices y tonalidades exóticas de los bosques y ríos indonesios.
En el reparto brilla con luz propia el actor texano Matthew McConaughey, al que parece le hayan hecho la cinta a su medida; un individuo animoso, incansable fumador y bebedor. Solvente, medida y enigmática interpretación de Edgar Ramírez que, al fin, es el dueño y sabedor de todo el entramado. Mayúscula, muy guapa y expresiva Bryce Dallas Howard, a la que habrían tenido que dar más protagonismo en el film.
Sin ser una gran obra, sin embargo resulta sorprendente cómo atrapa en su visionado, con su suspense, con la maraña de aspectos que aborda, siempre con relación al poder, la ambición y el engaño, lo cual hace de ésta una película es absorbente con un final imprevisto y el detalle de la última escena que es muy reconfortante para el espectador.