Escape de Los Angeles

Para cuando vi la saga, 1997 ya no era para nada una fecha futurista y, si bien, nada de lo que en la primera entrega se contaba ha ocurrido en el mundo real, la ciencia ficción de "futuros próximos" que en ella se nos mostraba era lo bastante comedida como para no provocar la risa del espectador moderno.

2013 en cambio, es aun ahora, una película ambientada en el futuro (quedan 4 añitos, prepárate L.A.) así que, el lapso entre una y otra película le hace permitirse algunas licencias de loca ciencia ficción distópica.

Sigue una estructura muy similar a la de la anterior: detención de Snake, informe de misión, "incentivo" para cumplirla, inserción en la ciudad enloquecida, varias escenas de acción y supervivencia en la urbe anárquica y... broma final por parte de ese gran cabroncete que es el protagonista.

No obstante, la película esta llena de momentos ridículos de serie B, como aquellos curiosos... llamémosles caníbales de la cirugía estética, la escena del surf pero, si bien, todo eso la convierte en una película mucho peor a nivel argumental y artístico la dan ese encanto "bizarro" de las películas de serie B que la convierten en más divertida, como un chiste vandálico e incluso de mal gusto sobre las costumbres de una ciudad de Los Ángeles... ¿más pervertida de lo que ya está?

La secuela “2013: Escape from L.A.” (1997) tiene poco que ofrecer respecto al film original, “1997: Escape from New York” (1981). Un terremoto de gran magnitud ha separado a la ciudad de Los Ángeles del resto de los Estados Unidos, convirtiéndola en una isla penal.

Snake Plissken (Kurt Russell) debe encontrar entre las ruinas del nuevo penal a un peligroso delincuente, que se ampara en el caos con una sofisticada arma capaz de destruir el planeta entero.

El film es una poderosa mezcla de acción y espectacularidad, es realmente electrizante.

Hay dos cosas que me llaman la atención de este film. La primera, aunque su presupuesto es de 50 millones de dorales, tiene un estilo de película de serie B, posiblemente por sus escasas pretensiones artísticas o por lo poco exigente de su originalidad con relación a la primera.

Además, el personaje del francés Georges Corraface (Cuervo Jones) tiene unos aires satíricos del Che Guevara, como si los líderes de la contraparte americana están tan locos como ellos.

La película tuvo un presupuesto $50 millones y genero por venta de taquillas la cantidad de $25,5 millones en EE.UU. solamente, además recibió dos nominaciones al “The Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films” por mejor vestuario y mejor film de ciencia ficción.

Esta es una de esa películas que aunan al público en su contra y a ciertos cinéfilos en su favor. Y los dos tienen razón y ambas visiones son compatibles y complementarias.

La película es una ida de olla del carajo, cierto, pero eso no es malo. Rezuma libertad creativa sin pagar peajes a nadie, ni a los propios fans del género o de Carpenter. Es una película libre que reivindica la libertad creativa, aunque sea a costa del error, de la pífia, de lo ridículo. Y eso es, a mi parecer, más importante que el resultado en sí.

No obstante, también es evidente que no es lo mismo su brillante primer acto (con una premisa delirantemente atractiva) que el resto, más desigual, perdido. Cierto también que no se acaba de entender como se plantea una película como una jugada comercial de primer orden y se cometen todos los pecados que el espectador de ese tipo de films mayoritarios no quiere ver, no entiende y no soporta: riesgo, zozobra narrativa, bromas privadas y públicas, historia no creíble, cameos intencionados y no intencionados, actuaciones risibles...

Ahí también reside, pues, su honradez y su valor, ya que se atisba que ni Carpenter ni Russell ni nadie implicado se daban cuenta de la que estaban liando. Un aplauso por su libertad y su inconsciencia.

Por mucho que esta secuela consiga seguir a la original, debemos admitir que nunca podrá esta a la altura. Y es que en este caso Carpenter y Russell se centraron mucho más en la figura de Snake y mucho menos en ofrecernos una sátira sutil, ácida y mordaz, a través de su universo.

Oh no, todo ese mensaje está ahí, pero se lanza con tan fuerza a la cara del espectador que algunos no pueden más que apartar la mirada.

No ayuda tampoco la decisión de depender más del uso del CGI que de los escenarios reales o efectos prácticos, y...el resultado se nota y no aguanta el paso de los años.

Aun así, consigue ser divertida y entretenida a más no poder.

Por los ´90 yo la disfrutaba como el que más, y no es que sea mala, aún me entretiene lo suyo. Pero al contrario de otras del género de acción como Tango y Cash (del mismo actor), ésta pierde con el tiempo, mientras que las otras como la que he mencionado, aún viéndola a día de hoy siguen siendo tan buenas como eran entonces. Y es que te das cuenta de que el argumento por ejemplo es bastante flojillo y por supuesto los efectos digitales son bastante mediocres, aún teniendo en cuenta la época.

Así que simplemente entretenida y gracias en gran parte al genial Kurt Russel, actor que asegura (al menos por aquella época) cuanto menos una película de acción entretenida.