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Un rostro en la multitud

Drama Una cadena de televisión convierte en estrella televisiva a un vagabundo. La sorprendente reacción del público hacia el personaje cambiará su vida por completo, convirtiéndolo en una víctima de los medios de comunicación. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
22 de abril de 2012
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Larry es un borracho y un holgazán. Lo único que tiene de sobra es desparpajo. Cuando está en la cárcel por armar bronca, una periodista lo "descubre" para su programa de radio.

El hallazgo no hace sino soltar unas cuantas frases, en su mayoría simplezas, ladrar (no puedo llamarlo cantar) y aporrear la guitarra. Pero levanta pasiones por doquier. En menos que canta un gallo a la tele y el ascenso a la fama. Hasta se convierte en asesor de imagen de un candidato a la presidencia del país. Algo bueno sale de la histeria colectiva: una mujer pobre consigue la casa de sus sueños.

Poner a parir a la televisión y a la publicidad me parece absurdo. Eso es como cuando mataban al mensajero que traía malas noticias. Resulta mucho más útil valorar la conciencia, emplear la razón y el libre albedrío.

La película es de las menos conocidas de Elia Kazan, y me parece bien. Me ha hecho pensar y sentir mucho más con "La ley del silencio", "Un tranvía llamado deseo", "Lazos humanos", "Esplendor en la hierba", "Al este del edén".
IzaNezzie
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20 de enero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un rostro en la multitud" es una película que ofrece una notable relación -en cuanto a intención,ambición, tema y argumento- con otra obra del cine estadounidense de los años 50 como "Más dura será la caída" (The Harder They Fall, 1956), dirigida por Mark Robson. Es comprensible, puesto que la película de Robson se basaba en una novela de Budd Schulberg, y la película de Kazan se basaba en un argumento del propio Schulberg, también guionista. En ambos casos, se trata de hombres-fraude, a los que la fama convierte en lo que no son.

En la película de Kazan, Andy Griffith, en una interpretación sumamente energética, pero en la que la sobreactuación era necesaria, encarna a un vagabundo de Arkansas que se convierte en una estrella mediática. Es cantante, presentador de televisión...Este film elabora una acerada crítica contra el mundo de la televisión, contra el mundo de la publicidad televisiva -al igual que largometrajes coetáneos como "Un rey en Nueva York" (A King in New York, 1957), de Charles Chaplin, y "Una mujer de cuidado" (Will Success Spoil Rock Hunter?, 1957), de Frank Tashlin; el nuevo medio de comunicación era un estupendo vehículo para la sátira de costumbres, y un elemento de mofa en sí mismo, o así lo veía el cine, su competidor-, y también contra el pujante "rock and roll" y sus nuevas estrellas, como Elvis Presley. Es una película premonitoria, pues en ella vemos ya el telemaratón, la telebasura, las nuevas estrategias de "marketing" audiovisual aplicadas a la política...

Kazan no firma una película especialmente original, en tanto que reacción contra la TV, el "rock and roll", y los nuevos usos y costumbres sociales -acaso un poco histéricos en cuanto a los cantantes de moda- de fines de los años 50. Pero al menos es una buena película, en la que destaca un buen reparto en el que destacaría a una Patricia Neal tal vez menos amanerada y sobreactuada que de costumbre.
Pedro Triguero_Lizana
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6 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hola
Las salvajes risas de Solitario Rhodes, sus intervenciones histriónicas, despóticas y burdas, la brutal campaña publicitaria de una vulgar aspirina con cafeína, a muchos pueden parecer exageradas, yo no lo creo, más bien, que el producto ahora es mucho más sofisticado y diverso, pero en esencia es el mismo, y todo va, en el mismo paquete.
Elia Kazan conocía las reglas del juego y en esta brutal peli, las pone de manifiesto.
Antes, el propio Jack London, que también las conocía, apunto formas y modales de la elite en su distopía “el talon de hierro” y que anticipa al club bilderberg.

Saludos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
miguelez65
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15 de abril de 2010
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabe como influir en la gente, hablándoles en un lenguaje llano y sin sutilezas que puedan entender. Critica y ataca lo que a la masa le gusta oir criticar y atacar, de forma grosera y simplista. Hace ver que las cosas son en realidad muy fáciles, que lo malo parte de gente que las complica. Ataca a todo lo raro y diferente, lo que se sale de la vulgaridad, proponiendo una dictadura de la opinón pública, incomoda con las complejidades y deseosa de poner la realidad a su nivel. Le gusta lo monocolor, uniforme y ordenado. La gente busca certezas y seguridades, y todo lo que pueda dar lugar a inestabidad repugna. Las mentes simples gustan en sentirse seguras de sus opiniones, y detestan las complejidades que no pueden entender. Él y otros como él son los líderes naturales de la masa entendida como tal. Es sólo un pequeño picaro arribista. Con un poco más de ambición sería un führer.
THEGHOSTWRITER
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6 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de uno de los títulos menos conocidos de la filmografía del controvertido (por su colaboración con la caza de brujas del senador MacCarthy) y gran director Elia Kazan (1909-2003), del que acabo de comprobar con sorpresa que sólo dirigió 21 títulos.

En este caso lo más importante es la historia de Bubb Schulberg, ya que la dirección es bastante convencional, con una fotografía en blanco y negro muy anodina y el tratamiento del tema es quizás algo guiñolesco y poco sutil, sin duda para que el mensaje llegará con toda claridad. Aunque me gusta la contraposición de la caída del personaje y la bajada del ascensor.

Un hombre malvive vagabundeando por pequeñas ciudades de Arkansas con una guitarra entre los bares y la cárcel por alboroto, cuando conoce a una locutora de radio (Patricia Neal) que tiene un programa llamado "Un rostro en la multitud". Inmediatamente ella queda cautivada por su personalidad, locuacidad y capacidad de seducir a la gente. A partir de entonces Larry "Lonesome" Rhodes = Andy Griffith inicia una fulgurante carrera de comunicador, primero en la radio y después en la televisión local y nacional. Su popularidad no deja de crecer y los políticos empiezan a interesarse por él, tanto por cómo podrían utilizarlo o simplemente para que les enseñe a convencer a las masas. Pero Larry es un hombre inestable que ha subido demasiado rápido y no ha dudado en aprovecharse de cuantos le rodean. Bastan un fallo para que todo se desmonte.

Tienen papeles secundarios, un sorprendente intelectual Water Matthau: en un arquetépico concienciado escritor, Lee Remick como jovencita alocada y menos interesante Tony Franciosa como el representante oportunista.

Queda perfectamente claro todos los mecanismos del populismo para ganar audiencia, así como el engaño en la publicidad, cualquier tipo de uso de los demás para provecho personal, de cómo los políticos están a la que salta para beneficiarse de cualquier movimiento popular, el fenómeno de las fans adolescentes, etc. Parece mentira que ya en 1957 se pudieran explicar los mecanismos de éxito en televisión en relación a la presentación personal y la imagen, por los que se siente muy interesado un político de la película y al mismo tiempo, recordemos cómo en las elecciones de Estados Unidos de 1960, se enfrentaron por televisión Nixon y Kennedy y de hecho éste último ganó las elecciones gracias a su buena imagen en contra de la pésima impresión física televisiva de Nixon.
http://cinequeveo2.blogspot.com.es/2013/03/un-rostro-en-la-multitud-1957.html
Cinequeveo
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