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Lacombe Lucien

Drama Durante la Segunda Guerra Mundial Lacombe, un joven campesino cuyo padre está prisionero en Alemania y cuya madre se acuesta con su jefe, intenta ingresar en la Resistencia. Rechazado por el cabecilla local, ingresa por azar en la policía alemana. Con una capacidad asombrosa para amoldarse a lo que su nuevo puesto le exige, su vida cambia cuando se enamora de France, la hija de un sastre judío. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
11 de julio de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El comienzo es sublime, en los primero minutos te cuenta de una forma maravillosa como somos los humanos. Empieza en el hospital, limpiando, cambiando cuñas, ayudando a los enfermos y como somos tan variantes, como despues de hacer esto, somos capaces de asomarnos a la ventana coger un tirachinas y matar un pájaro, disfrutar cazando animales, no para comérselos, solo por matarlos.
Como afecto la ocupación nazi a las personas, como los torturaron, como les hicieron sufrir y como se aprovecharón de personas incultas y manejables, de su ignorancia y aprovecharse de ellas solo con darles un poco de poder.
En todos los sitios hay buenas y malas personas y esta película trata este tema de una forma maravillosa y real. Gran director y gran película, totalmente disfrutable. Cine de antes, cine del bueno, cine de verdad. Un placer
Megustaelcine
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14 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi esta película en su estreno en Salamanca, en mi vida de estudiante. Me gustó mucho, intuí muchas cosas de la ocupación nazi en Francia que por mi juventud ignoraba y la guardé en mi memoria: me enseñó.

Por un azar la he vuelto a ver y sigo pensando que es una obra muy bien dirigida por el director francés Louis Malle, de quien luego pude ver otra cinta importante e interesante: “Adios, muchachos”, 1987 (colegio católico durante la ocupación nazi, un alumno descubre que uno de sus compañeros es judío).

Con un guion cuidadoso, compartido con el novelista Patrick Modiano, Malle trabajó con actores no profesionales (tal el protagonista Blaise) mezclados con profesionales. Malle nos describe el proceso del joven campesino Lacombe, analfabeto y de familia desarraigada y pobre, hacia el colaboracionismo con los alemanes, después que fuera rechazado para ingresar en la Resistencia.

Los acontecimientos ocurren en la zona de Toulouse, en la que se produjeron matanzas por parte de los nazis. Una dirección que acierta a recrear con tino el ambiente de la Francia ocupada y sometida.

Malle no enjuicia lo que ocurre ni califica al joven vendido a los germanos como un monstruo, meramente como un muchacho sin rumbo que se equivoca, aunque algunas escenas iniciales de caza lo muestran como un sujeto frío y distante.

Lo que si es cierto es que Malle, en aquellos setenta, mostró una Francia que había estado oculta, lo cual provocó una gran polémica en el país galo, pues hasta aquellos tiempos, era un tema tabú la posición que tuvo la sociedad civil francesa ante la ocupación alemana.

Igualmente, Malle, pone en duda la idealización de la Resistencia francesa entre 1940 y 1944, que tras la guerra fueron considerados héroes y autores de la recuperación del país. En realidad lo que vemos en la pantalla es una población que ante la ocupación nazi adopta un posicionamiento laxo, alejado del mítico heroísmo de la versión oficial.

Entre los intérpretes hay actores y actrices amateur, con otros profesionales. Pierre Blaise inició una carrera prometedora truncada por un mortal accidente de tráfico; Aurora Clément tuvo una prolongada carrera de éxitos; el secundario Helfer Lawenadler, en el papel de médico, obtuvo 2 premios internacionales merecidos.

Este filme estuvo nominado al Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa en aquel año y considero que no fue bien entendido o que se realizó y estrenó en una época en la que aún quedaban muchos flecos sueltos y mal digeridos con relación a la II Gran Guerra en una Francia cuyos gobernantes se dejaron invadir por los teutones.

"Película narrativamente clara, emotiva y éticamente seria" (Marinero).
Kikivall
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26 de octubre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista de nuevo con el paso de los años, la encuentro más profunda y la saboreo más.
Un tema patriótico para los franceses que mitificaron su resistencia a la ocupación nazi en demasía.
La hubo y mucha, como también existió un colaboracionismo extenso, el régimen de Vichy, su máxima expresión.

Malle con valentía y lucidez ahonda en lo intocable para el chauvinismo galo.
Lo que me admira por encima de todo, es la gran capacidad de eludir los maniqueímos, que inteligencia desbordante y conocimiento de las aristas del ser humano refleja.
En este tema se suele contar con los clichés de buenos y malos y eso vende la obra a un público ávido de encontrar héroes cuando lo que prima es la supervivencia, actos de heroísmo los hay, el mero hecho de subsistir lo es.

Yendo a la parte cinematográfica, el estilo áspero, crudo y no exento de cierta poética, la hace cautivadora.
Se toma su tiempo para ir desarrollando los acontecimientos y perfilando a los personajes.
Me resulta fascinante e inquietante la composición del personaje el sastre judío, con una atractiva hija y una madre casi impedida para huir.
Esta familia simboliza cada uno un rol, que se verá a miles a lo largo de los años de ocupación.
Hija en edad de pelear en la resistencia o unirse a los agresores o una tercera vía, indiferencia ante los sucesos, siempre que no la afecten mucho.
Un padre cabeza de familia, sastre reputado, con una clientela entre la élite pudiente parisina, que ha perdido de sopetón todo y el poder moverse con libertad; una anciana, cada uno se encuentra en una franja de edad definida, pero se limitan a ir dejando pasar el tiempo con la tenue esperanza que acabe la guerra y vuelvan a ocupar su sitio en la sociedad, el anatema de ser judíos.

Hay un detalle que me parece fascinante, como con un hecho, nada más empezar la historia, el tirachinas, para no hacer spoiler, con este suceso nos presenta al protagonista, ya sabemos que no es de fiar.
Una imagen que se repetirá a lo largo de la historia.
La crueldad, el sadismo que rezuma el personaje acaso sea el lado que lo une más fielmente con el bando elegido, afinidad que es seña de identidad de nacionalsocialismo.

Hay una cuidada y lograda puesta en escena, con amplitud de tomas en exteriores de un vitalismo visual soberbio.
50 años va a cumplir y conserva la frescura ideológica, visual, narrativa, de cuando se filmó.
A Malle, le interesó siempre el género documental, aquí ficciona con herramientas de ese estilo.
Una obra que si te interesa la temática de la ocupación francesa, es de obligado visionado.
Zappianin
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10 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
108/03(04/05/24) Más que interesante drama enmarcado en la WWII durante la ocupación nazi de Francia, torpedo contra la edulcorada imagen de que todos los galos fueron de la Resistencia o simpatizantes de ella. Film visto por mi afición a efemérides, hace medio siglo que lo estrenaron (30/01/1974), siendo en su momento una peli muy controvertida por su tema, el director y guionista (junto al Premio Nobel de Literatura de 2014 Patrick Modiano) Louis Malle abordó el colaboracionismo de ciudadanos franceses tuvieron voluntariamente al nazismo en la época de la Resistencia. El sombrío film se basa en parte en lo que experimentó el director, por lo que cuestiona el heroísmo del compromiso con respecto a la posibilidad de las circunstancias, el lado que los franceses no quieren ver, siendo fuente de controversia que llevará al autor al exilio a USA de la Francia posterior a Charles de Gaulle. Lacombe Lucien es el ejemplo y Malle lo retrata como un joven en plena vorágine de perder la inocencia, ser impulsivo e inconsciente de su futuro próximo, sin idealismo, un superviviente que solo tiene el deseo tribal de querer sentirse parte de un grupo, teniendo la particularidad la dirección de no juzgar, simplemente exponer con sobriedad y crudeza como un joven desorientado amoral se une a los nazis al no poder unirse a la Resistencia, esto en un claro reflejo de la cacareada por la filósofa Hannah Arendt ‘La Banalidad del Mal’, como alguien puede ejercer la maldad como algo natural, como algo rutinario. Esto atomizado por la ‘pandilla’ de advenedizos agentes colaboracionistas con la Gestapo que se reúnen en la mansión, un grupo de zoquetes tarugos brutos y torturadores (‘un ex ciclista, un ex inspector, una "funcionaria" indiferente, un niño de papá, una actriz frívola estúpida, un tipo siniestro, un negro que pasaba por allí’), tan idiotas que no se dan cuenta que sus días han terminado y se creen unos reyezuelos entre el lodazal. Ello retratado con un halo de tristeza y desesperanza.

En junio de 1944, mientras los aliados luchan contra los alemanes en Normandía, Lucien Lacombe (Pierre Blaise), chico de campo de 17 años, intenta unirse a la Resistencia. El líder de la Resistencia local, el maestro de escuela del pueblo, lo rechaza por motivos de edad. Lucien regresa al pueblo donde trabaja en bicicleta y se topa con el hotel que es la sede de los Carlingue, auxiliares franceses de la Gestapo, y es detenido. Bajo los efectos del alcohol, traiciona al profesor, que es detenido y torturado. Al ver que Lucien podría ser útil, los Carlingue lo reclutan en su régimen anárquico de extorsión y terror. Disfruta de su nuevo poder y posición, pero se enamora de France Horn (Aurore Clément), hermosa niña judía nacida en Francia que vive recluida con su padre Albert (Holger Löwenadler), un sastre, y su abuela paterna Bella, quienes abandonaron París con miedo y están tratando de cruzar. la frontera hacia la seguridad de la España neutral. Su sofisticación contrasta con la naturaleza tosca y la falta de educación de Lucien. Obligándose a entablar una relación con la chica, Lucien llega a ser protector con las mismas personas a las que se dirigen sus superiores. Se le advierte que los aliados están ganando y que, como colaboracionista, lo matarán.

Tiene un inicio harto descriptivo del carácter voluble juvenil del protagonista Lucien, este trabaja en el hospital de asistente de enfermería, tras verlo ayudar a enfermos, cambia el chip. Coge un tirachinas y desde la ventana mata a un pajarito que canta en el exterior, solo por el placer de hacerlo. Tras ello continúa limpiando en el hospital como si no hubiera roto un plato. Lo vemos como chico asilado y lacónico, en secuencias mientras lleva su bici enmarcado por la hermosa campiña gala, mientras la guitarra crispada del belga (gitano sinti) Django Reinhardt (vivió en París durante la ocupación), en miscelánea de melodías de piano que toca la protagonista France, la sonata de Beethoven “Moonlight”, que el padre tilda de ‘música triste’.

Tras ello entra en una mini odisea buscando un lugar en el mundo Lacombe, primero visitando a su madre en la granja, esta vive amancebada con un amante, tras el marido hacerse marchado con los makis y haber muerto. Entonces quiere emular al padre e intenta unirse a la Resistencia, y al no aceptarle, sin ética, ni idealismo alguno traiciona a su maestro para entrar a colaborar con la Gestapo, sintiéndose entonces poderoso, alguien importante, lleva dinero, es respetado (temido), y lleva un arma (ametralladora), buena ropa hecha a medida por un sastre, no viéndose como traidor, no parece saber ni que esa palabra, no tiene dilemas morales por estar con los invasores nazis. Acomete su labor de intimidación y detenciones de modo ordinario, asiste a las torturas en la mansión sede de la Gestapo con indiferencia. Se deja llevar por la inercia, hace su trabajo sin pensar si lo que hace es bueno o malo.

El núcleo real del relato está en la relación que termina estableciéndose entre el colaboracionista y la familia judía del sastre, pues el joven Lacombe se siente atraído por la bella hija de este, France (nombre nada sutil alegóricamente). Utilizando su poder de intimidación de estar con la Gestapo y llevar siempre colgando una ametralladora para instalarse ‘porque yo lo valgo’ en esta casa, ello ante la clara oposición del sastre, que se asquea de los acercamientos del chico a su retoña. Relación entre los jóvenes turbadora, se mueve entre el deseo de él, el miedo de ella, dejándose ella pasivamente seducir por él. Una estancia en esta casa cargada de tensión cortante por los rostros agrios del padres y la abuela, donde el carácter elegante y sofisticado de los judíos chocan con la personalidad cuasi-atávica de Lucien. El padre termina viéndose humillado y vejado, ve a su hija como a una ramera (en clara metáfora de cómo era Francia entonces vista por sus gentes). Todo desemboca en un tramo final bueno, pero sin arriesgar demasiado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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15 de abril de 2023
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No me ha gustado nada, me ha parecido lenta, sin ritmo, con unos diálogos demasiado escuetos, minimalistas casi, con actores sin demasiadas emociones y un resultado final realmente poco edificante. Sin embargo, al parecer, fue un éxito tremendo, sobre todo de crítica, con premios varios y reconocimientos múltiples.
El sentimiento de culpa del pueblo francés sobre su propia historia, especialmente en los acontecimientos alrededor de la segunda guerra mundial debe ser importante.
Lo que más me ha llamado la atención es la falta de ritmo, de pulso, de intensidad, parece un documental, una exposición ordenada de no se sabe qué historia. Además el final es, cuanto menos, sorprendente, está cortado, es abrupto. La verdad, desde la media hora estoy mirando el reloj para intentar que acabe cuando antes.
No me ha gustado prácticamente nada.
ÁAD
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