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Un amor inseparable

Romance. Drama. Comedia Cuenta la historia real de Kumail y Emily, una pareja que se conoce en un espectáculo de comedia. Cuando parecía que todo iba a quedarse en un encuentro de una noche, su relación empieza a avanzar a pesar de las diferencias culturales, complicando las vidas de todos por las expectativas que tenían los padres de Kumail, musulmanes estrictos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
15 de febrero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una comedia romántica atípica, pues a pesar de que ay "amor a primera vista", lo que termina siendo interesante de este filme es que el protagonista conoce mejor al amor de vida a través de su familia, y este es el gran aporte de la cinta, que opta por una narrativa y un acercamiento distinto a lo antes visto en la pantalla grande, y esto es de aplaudir, además que te conmueve mas cuando te enteras que esta basada en hechos reales.

En cuanto a su técnica, es bastante promedio, no hay mucho que resalte de la fotografía, música u otros apartados. La verdadera magia de este filme reside en su guión, y en las interpretaciones, en especial las de Holly Hunter y Zoe Kazan, que verdaderamente te llegan al corazón.

No hay mucho mas que decir sobre The Big Sick, sino que es un giro de tuerca a la historia de amor a la que Hollywood nos tiene acostumbrados, y lo digo en un buen sentido.
Oliver Zambrano Vegas
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5 de marzo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué pereza y qué miedo da sentarse a ver últimamente una comedia romántica. Se pueden contar con los dedos de una mano- y aún sobran- las muestras del género verdaderamente interesantes que nos ha dado el cine en los últimos años - "(500) días juntos" y alguna más, pocas, saldría por ahí. Al decir interesantes me refiero a que sean inteligentes y que traten con esa misma inteligencia al espectador, que se salgan de lo trillado, o al menos que si se quedan en lo previsible lo hagan con cierta elegancia y gracia. Digo yo que es lo mínimo que se le puede pedir a una comedia, que tenga gracia.

Por fin, pues, una comedia romántica que merece la pena. Kumail Nanjiani y Emily Gordon escriben a cuatro manos el guión de "La gran enfermedad del amor", basado a su vez en su propia experiencia vital. Una experiencia intensa según confiesa en más de una ocasión el citado Kumail que se interpreta a sí mismo en el film. Su personaje es el de un joven de origen pakistani que vive en Chicago y que se medio gana la vida conduciendo un taxi para la plataforma Uber. El sueño de Kumail es el de triunfar como actor y vivir de manera independiente, pese a la oposición de su familia, que anclada en lo arcaico de sus tradiciones, sólo desea para él un matrimonio concertado. Un día, nuestro protagonista conoce a Emily, y su vida cambia por completo.

Producida por Judd Apatow, la película conserva algunos de los tics reconocibles marca de la casa, pero no deja de ser una comedia muy agradable de ver, en la que se desprende mucha ternura, y que de pronto se adentra en el drama sin caer ni en lo cursi ni en lo lacrimógeno. Porque el film encuentra su verdadera entidad, cuando entramos en el terreno de la tragedia, y se sortea con pericia el tabú de la enfermedad o incluso el de la muerte (como ya hiciese hace un par de temporadas por ejemplo "Yo, él y Raquel"). Las situaciones, incluso las más evidentes (las "visitas" de las chicas a la casa del protagonista) se resuelven también con habilidad. Junto al mencionado Kumail Nanjiani, que supera con nota su primer protagonista en el cine, aparece Zoe Kazan, nieta del gran Elia, dando muy bien el tipo de "musa indie", y al lado de los dos un plantel de secundarios estupendo encabezado por una pletórica Holly Hunter. En definitiva, que ya que parece ser que nadie estamos libres de escapar a la enfermedad del amor, creo que nos mereceríamos muchas más comedias como ésta.
Juan Solo
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18 de octubre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue aplaudida en Sundance, es estrenó en Estados Unidos y Reino Unido durante el verano y se integró en la sección de Perlas del último Festival de San Sebastián. En España llegará a la gran pantalla en un mes, y aunque tarde era cuestión de tiempo que más pronto que tarde opinase sobre una de las revelaciones del cine estadounidense independiente de esta temporada: la comedia (dramática en su mayoría, pero carente de los códigos de narración necesarios para ser catalogada como drama) romántica La gran enfermedad del amor, dirigida por Michael Showalter y basada en la relación amorosa real , y sus complicados orígenes, entre Emily Gordon y Kumail Nanjiani, el cómico de improvisación de origen pakistaní. No en vano, él se interpreta a sí mismo, mientras que el resto de personajes son representados por actores y sus personajes presentan nombres levemente modificados. El boca al boca al otro lado del charco era muy positiva, por lo que si bien aún no conocía las opiniones de mis críticos de cabecera, ni estoy ducho en las comedias de la escuela Judd Apatow, el filme presentaba los suficientes elementos como para sentir por él, aunque fuera, una mera curiosidad. Y una vez degustada concluí que, si bien no es necesario visionar este filme en una gran pantalla o priorizarlo dentro del contexto de un festival, ni es siquiera imprescindible verla, su visionado ofrecerá a todo el mundo una experiencia gratificante y entrañable. La verdad e intensidad de las emociones de la historia conmueven y deleitan al corazón, y pese a arrastrarnos por una comedia romántica convencional en sus códigos y lenguajes de excesiva duración y carente de sorpresas en su desarrollo o aciertos formales que analizar, la ternura y simpatía de su exposición y la sencillez con la que retrata las interacciones amorosas nos hacen participar cómplices de este simpático relato de amor y unión frente a las diferencias culturales
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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21 de noviembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El productor de esta película, Judd Apatow, es uno de los nombres más reconocidos —y puede que una pizca sobrevalorados— de la comedia cinematográfica norteamericana en los últimos años. “La gran enfermedad del amor” se inspira en una historia real, pero tiene unos cuantos puntos en común —cómico monologuista, historia de amor, enfermedad repentina e insidiosa— con “Hazme reír” (2009), en mi opinión la mejor película de Apatow como director.

Kumail Nanjiani protagoniza y escribe (junto a su compañera de aventuras en la vida real) esta versión filmada de su propia experiencia personal: la ocurrencia de enamorarse de Emily, una chica blanca que no encaja con la mentalidad y los planes que su familia musulmana recalcitrante tiene previstos para su futuro.

La película avanza sin estridencias ni atropellos, dosificando con acierto las raciones de comedia (más en los diálogos que en las situaciones), de modo que cuando aparecen los episodios dramáticos los podamos enfrentar con la debida seriedad.

También posee en su estructura algo muy apatowiano (valga el neologismo, por una vez y sin que se convierta en vicio), aquello de que a media película la trama tome un desvío hasta casi transformarse en una historia diferente. Esto, por supuesto, no nos saca del todo de lo que habíamos estado viendo hasta entonces, si bien durante unos minutos podría temerse lo peor (oh, cielos, otra presunta comedia que me cuela el melodrama con calzador de púas y sin anestesia). No os quepa duda de que en manos de un sádico telefilmero al uso, esta historia habría sido carne de sobremesa dominical kleenex en ristre.

“La gran enfermedad del amor” es una comedia romántica, sin paliativos, pero con la virtud de proponer fórmulas que en algunos momentos se alejan de las acostumbradas, tanto en el atrevimiento de introducir el humor cuando el contexto parece pedir lo contrario como en la resolución de ciertos conflictos dramáticos que no por familiares deberían ser siempre previsibles.

Sencilla y amena, aunque más profunda que la mayor parte de lo que nos suele ofrecer este género tan trillado. Más allá de que la historia real sea de esas que calificaríamos “de película”, Showalter, Nanjiani y Gordon nos advierten entre líneas de algo que el cine romántico suele encubrir con edulcoradas falacias: que el amor no es una ciencia exacta y que estar enamorado no te hace siempre simpático o aceptable a ciertos ojos ajenos.
Más información en http://ambigugarcia.blogspot.com.es/
Nacho Ambigú García
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24 de noviembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un drama ligero con toques de comedia... o una comedia romática con un trasfondo dramático... bueno, el caso es que es una película bien equilibrada que lleva a la pantalla la historia real del protagonista y lo hace con unos personajes cercanos y con encanto a la vez que presenta con credibilidad la dificultad de sacar adelante una relación debido a las diferencias culturales, algo que hace mucho mejor que aquella exitosa Boda Griega de hace unos años.
coleto
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