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Like a dragon

Acción Kazuma es un tipo que pasó 10 años en la carcel por un crimen que no cometió y, al salir, descubre que varias cosas andan mal; su amigo de la infancia está desaparecido, el que en su tiempo fue su mejor aliado resulta ser ahora su peor enemigo, y por otro lado a la mafia japonesa le ha desaparecido dinero. Basada en el videojuego de SEGA para la PlayStation 2 "Yakuza". (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
2 de marzo de 2017
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Las correrías del yakuza Kazuma Kiryu podrían trasladarse al escenario del Japón feudal por el nivel épico que alcanzan, pero tienen lugar en el Tokyo moderno.
Ronin de la calle, leal y recto, traicionado por los suyos y en busca de venganza mientras éstos van detrás de un botín de millones de yenes por toda la ciudad.

Transportarse a los tiempos de preadolescencia es lo que significa recordar el videojuego para PlayStation "Ryu ga Gotoku" (o "Yakuza"), que SEGA estrenó en 2.005 aunque nosotros lo vimos más tarde; en la línea de "Grand Theft Auto", la creación de Hase Seishu y Masayoshi Yokoyama generaría unos altos beneficios y una longeva franquicia no tardaría en ponerse en marcha. Entonces la empresa decide acompañar algunas ediciones con un curioso DVD extra: una pequeña película ("Josho") cuya historia a modo de prólogo del juego profundiza en la infancia del protagonista y narra cómo llegó a introducirse en el seno de la yakuza.
"Curioso" porque se trata de un "live-action" y además está dirigido por Takashi Miike, a quien no le importa descolgarse una vez más en su habitual mundo de gángsters sanguinarios y perdedores natos; una estrategia de promoción que sirvió para camelar bien a los fans. Tras su lanzamiento en inglés y el consabido éxito internacional, el nipón va a inaugurar un 2.007 que muy ajetreado se le presentará con la adaptación cinematográfica del videojuego, con un elenco totalmente nuevo, más presupuesto (aunque no se note) y, lo que más le afectará, un argumento bastante independiente del original.

En realidad el escenario sigue siendo el mismo, esa Tokyo en perpetuo estado nocturno bañada por los resplandecientes neones, abarrotada de gente y sucumbiendo a altas temperaturas que, como la Luna llena, parecen alterar el estado de ánimo de ciertos individuos; el guión no se limita a seguir a Kazuma, sino que compone un fresco de personajes variopintos y alocados, cada cual protagonizando su propia historia al margen de todo lo demás; así, dos desgraciados ladrones tiene en jaque a un grupo de policías incompetentes (donde sobresale un divertido Sho Aikawa) mientras una joven chiflada lleva de cabeza a su pobre novio al querer atracar todos los locales de la ciudad.
De por medio un asesino (¿o qué es?, no nos importa) coreano busca venganza contra el clan Dojima, y el jefe de otro, Majima, va tras la pista de Kazuma, quien extrañamente menos tiempo ocupa en pantalla; entre sus delirantes salidas de tono, colorido y absurdo imaginario, personajes caricaturescos, sadismo gratuito, humor negrísimo y efectos especiales deliberadamente cutres, reina un caos narrativo indigesto, no sólo porque todas esas pequeñas subtramas nada tienen que ver con la historia principal, sino porque ésta depende por entero del videojuego y el mediometraje previo, que uno debe haber visto si quiere entender algo.

En efecto, "Gekijo-ban" sigue el tormento de Kazuma, recién salido de sus diez años de prisión, y en búsqueda de esa Yumi violada por su jefe Dojima y de la enorme suma de dinero que robó a la familia...pero toma sus caminos alternativos con respecto al videojuego, todos dados por unos secundarios que de algún modo u otro intervienen en la trama; el más importante es la inventada hija de Yumi, Haruka, a quien el héroe (o superhéroe, visto lo visto) protege como suya propia (convirtiéndose esta atípica pareja en una suerte de la ya vista en "Kozure Okami" o, profundizando más en la tradición cinematográfica nipona, en la compuesta por los Oida y Tomoe del clásico "Gohiki no Shinshi").
Antes interpretado por el luchador Masaharu Funaki, ahora el protagonista tiene el desencajado rostro del muy soso Kazuki Kitamura, uno de los actores fetiche de Miike, que muestra una nula química con todos los que le rodean, acaparando la atención antes que él un Goro Kishitani desquiciado y que disfruta cada segundo en el papel que le han dado, mientras hemos de sufrir la sobreactuación de Saeko Dokyu (una de las féminas más desquiciantes que encontramos en un film del director, a la que yo ya le deseaba la muerte desde su aparición en pantalla) y la apatía de los muy desubicados Yutaka Matsushige, Haruhiko Kato o Gong Yoo.

En realidad cuesta ubicar a alguien en un lugar concreto. Cada historia se narra en paralelo pero el guión se queda en la superficie y no desarrolla a sus protagonistas como es debido, siendo en última instancia meras caricaturas, cómicas o simplemente chapuceras; lo peor es que el film avanza forzosamente siguiendo esa falta de coherencia interna, sin dejar de introducir personajes (hora y cuarto y aún aparecen nuevos...) ni ofrecer aclaraciones de ningún tipo al espectador, siendo del todo incomprensibles sus decisiones y los acontecimientos que se suceden por culpa de ellas.
Esto también afecta al ritmo del metraje, una de las fallas más destacables de las obras del cineasta y la que más le cuesta corregir; porque si bien el estilo visual no cesa en su velocidad y su frenetismo, el batiburrillo de situaciones ralentiza el desarrollo del nudo y al clímax le sobrarían unos veinte minutos para seguir manteniendo algo de interés e impacto, donde Miike no deja de regocijarse en sus locos alardes e instantes surrealistas que tan bien encajan en la lógica de un manga o un videojuego, y con los cuales vuelve a hacer añicos los convencionalismos del cine de yakuzas como llevaba haciendo desde ya más de una década.

Algo de sobreexceso de melodrama, momentos de fantasía de tradición arcade y escenas de acción deliciosas en toda su cutrez "B" (las que esperaríamos de un videojuego de la época) redondean esta chifladura psicotrópica ya un tanto olvidada en la extensísima filmografía del de Osaka.
Nunca tuvo mucha suerte con sus adaptaciones de videojuegos al cine, y para más inri ese 2.007 estrenó las mejores "Crows Zero", "Sukiyaki Western Django" o "Detective Story", que terminarían de eclipsar a la presente...
Chris Jiménez
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