Las buenas intenciones
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Drama. Comedia
Principios de los noventa en Buenos Aires. Amanda tiene 10 años, dos hermanos menores y padres separados con los que los niños conviven alternativamente. Cuando están con su padre, Amanda se ve obligada a ocupar el lugar de adulto y a cuidar -como puede- de todos, ya que Gustavo es un tipo bastante particular que ama a sus hijos apenas un poco más que a sí mismo. Pero un día, su madre propone una alternativa fuera del país, lejos de la ... [+]
8 de enero de 2022
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Un dilema familiar que no cae en convencionalismos.
No estereotipa ni busca culpables, es una sincera mirada a una familia disfuncional.
Cada uno hace lo que puede, lo que le sale... a veces privilegiando egoísmos, a veces de manera generosa, a veces cayendo en irresponsabilidades, otras no.
Es un retrato de una realidad actual, vista con una rara mezcla de cariño pero de mirada crítica.
Por eso la hace original e interesante.
No estereotipa ni busca culpables, es una sincera mirada a una familia disfuncional.
Cada uno hace lo que puede, lo que le sale... a veces privilegiando egoísmos, a veces de manera generosa, a veces cayendo en irresponsabilidades, otras no.
Es un retrato de una realidad actual, vista con una rara mezcla de cariño pero de mirada crítica.
Por eso la hace original e interesante.
3 de marzo de 2023
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Desconocía por completo el trasfondo de todo lo que se estaba contando en la película, tras el visionado investigué un poco y pude saber más profundamente los motivos y el contexto de todo aquello que la directora quería contar.
La directora reveló toda una liberación al escribir el guion, el cual no fue revisado en exceso, la película expone unos problemas muy simples pero cargado de detalles silenciosos que es donde recae todo el peso emocional de la película.
El reparto y el montaje de tomas VHS intercaladas con imágenes de archivo potencian el interés en la película que cuenta evidentemente con una banda sonora muy especial.
Como detalle curioso y tras haber visto la película Aftersun (2022) me hizo pensar que ésta película argentina ha debido influir de forma casi segura en el concepto que también comunica Aftersun.
La directora reveló toda una liberación al escribir el guion, el cual no fue revisado en exceso, la película expone unos problemas muy simples pero cargado de detalles silenciosos que es donde recae todo el peso emocional de la película.
El reparto y el montaje de tomas VHS intercaladas con imágenes de archivo potencian el interés en la película que cuenta evidentemente con una banda sonora muy especial.
Como detalle curioso y tras haber visto la película Aftersun (2022) me hizo pensar que ésta película argentina ha debido influir de forma casi segura en el concepto que también comunica Aftersun.
31 de julio de 2024
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La ópera prima de la cineasta argentina Ana García Blaya supone una modesta incursión en un ejercicio libre y sincero de autoficción para sostener la historia iniciática de una niña de 10 años llamada Amanda que, tanto por las características del personaje como por la interpretación que del mismo nos regala Amanda Minujín, es lo mejor de un film modesto de escasas pretensiones y línea argumental difusa.
De una manera simple y con textura amateur, mezclando las propias imágenes del film con grabaciones con cámara de vídeo realizadas por el padre protagonista del film, unas reales y otras recreadas por el elenco actoral de la película, “Las buenas intenciones” nos traslada al Buenos Aires de principios de la década de 1990 y al seno de una familia desestructurada en la que Amanda es la hija mayor, con 10 años y una gran responsabilidad que ella asume con gusto de cuidar de sus hermanos pequeños, dado que sus padres están divorciados y, cuando les corresponde convivir con el padre, éste es un eterno adolescente dedicado en cuerpo y alma a su tienda de discos y un sinfín de fiestas y trasnoches.
Sin previo aviso, la nueva pareja de la madre encuentra un trabajo en Uruguay y llega el momento de ruptura definitiva de este equilibrio precario entre progenitores y la hora de tomar decisiones entre los progenitores.
El guión, de la propia directora, sin ser nada del otro mundo, sabe recoger situaciones cómicas, alguna dramática, otras alocadas y un momento final muy emotivo. Lo cierto es que, sin elevarse demasiado, se sostiene a lo largo de sus adecuados 85 minutos, aunque adolece de una evidente dispersión narrativa que separa al espectador de la emoción que transmite la cinta, sobre todo gracias a una muy acertada selección musical de canciones.
Y si bien la interpretación de Javier Drolas como el padre es notable, resulta sobresaliente la de Amanda Minujín como su hija mayor, lo más destacado del film con diferencia.
De una manera simple y con textura amateur, mezclando las propias imágenes del film con grabaciones con cámara de vídeo realizadas por el padre protagonista del film, unas reales y otras recreadas por el elenco actoral de la película, “Las buenas intenciones” nos traslada al Buenos Aires de principios de la década de 1990 y al seno de una familia desestructurada en la que Amanda es la hija mayor, con 10 años y una gran responsabilidad que ella asume con gusto de cuidar de sus hermanos pequeños, dado que sus padres están divorciados y, cuando les corresponde convivir con el padre, éste es un eterno adolescente dedicado en cuerpo y alma a su tienda de discos y un sinfín de fiestas y trasnoches.
Sin previo aviso, la nueva pareja de la madre encuentra un trabajo en Uruguay y llega el momento de ruptura definitiva de este equilibrio precario entre progenitores y la hora de tomar decisiones entre los progenitores.
El guión, de la propia directora, sin ser nada del otro mundo, sabe recoger situaciones cómicas, alguna dramática, otras alocadas y un momento final muy emotivo. Lo cierto es que, sin elevarse demasiado, se sostiene a lo largo de sus adecuados 85 minutos, aunque adolece de una evidente dispersión narrativa que separa al espectador de la emoción que transmite la cinta, sobre todo gracias a una muy acertada selección musical de canciones.
Y si bien la interpretación de Javier Drolas como el padre es notable, resulta sobresaliente la de Amanda Minujín como su hija mayor, lo más destacado del film con diferencia.
1 de mayo de 2020
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora argentina Ana García Blaya nos presenta su opera prima, en la cual nos sumerge en el Buenos Aires de los años noventa. La película es completamente autobiográfica y está basada en la propias vivencias de la directora. Y sobre todo está dedicada a la memoria de sus padre, líder de la banda argentina Sorry. Más adelante veremos como la música juega un papel fundamental en la trama. La cinta formo parte de la sección Nuevos directores del Festival de Cine de San Sebastián donde obtuvo el premio de la Juventud. Ahora la podemos ver dentro del Festival de Cine de Autor de Barcelona dentro de la sección Transicions.
Nos cuenta la historia de Amanda de 10 años que junto con sus dos hermanos pequeño pasan los días en casa de su padre, que lleva una vida muy caótica y bohemia. Sus padres están separados, y cuando les toca estar con su padre, Amanda se ve obligada a ocupar el papel de adulto y cuidar como puede de todos. El problema viene cuando un día la madre propone una alternativa para marcharse con sus hijos fuera del país. La propuesta pone patas arriba la vida de Amanda, que no concibe alejarse de su padre.
La película es una autentica delicia. El guion es estupendo y la estructura narrativa es novedosa y espectacular. A lo largo de toda la proyección imágenes caseras de la familia en super-8 se van intercalando dentro del formato principal de la cinta. Incluso parte de la trama está rodada en ese formato para integrarlo en la ficción como si fueran vídeos grabados por los actores.
La película es también un homenaje a aquella época donde empezaban a llegar las primeras videocámaras, los videoclips, la televisión y sobre todo la música a través de los vinilos. La música es parte fundamental de la historia. La cinta tiene momentos divertidos y otros más emotivos, pero en su conjunto me ha parecido una maravilla de película. También es una película que sirve como homenaje a todos esos niños que en la década de los noventa tenían padres separados, en esta época estaba recién legalizado el divorcio en Argentina.
En definitiva he disfrutado mucho con su visionado, he reído, me he emocionando y he escuchado buena música.La cinta es una autentica lección de cine. Muy recomendable.
Lo mejor: Su estructura narrativa y la música
Lo peor: Quizás la tachen de demasiado buena y de que no quiere ofender
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
Nos cuenta la historia de Amanda de 10 años que junto con sus dos hermanos pequeño pasan los días en casa de su padre, que lleva una vida muy caótica y bohemia. Sus padres están separados, y cuando les toca estar con su padre, Amanda se ve obligada a ocupar el papel de adulto y cuidar como puede de todos. El problema viene cuando un día la madre propone una alternativa para marcharse con sus hijos fuera del país. La propuesta pone patas arriba la vida de Amanda, que no concibe alejarse de su padre.
La película es una autentica delicia. El guion es estupendo y la estructura narrativa es novedosa y espectacular. A lo largo de toda la proyección imágenes caseras de la familia en super-8 se van intercalando dentro del formato principal de la cinta. Incluso parte de la trama está rodada en ese formato para integrarlo en la ficción como si fueran vídeos grabados por los actores.
La película es también un homenaje a aquella época donde empezaban a llegar las primeras videocámaras, los videoclips, la televisión y sobre todo la música a través de los vinilos. La música es parte fundamental de la historia. La cinta tiene momentos divertidos y otros más emotivos, pero en su conjunto me ha parecido una maravilla de película. También es una película que sirve como homenaje a todos esos niños que en la década de los noventa tenían padres separados, en esta época estaba recién legalizado el divorcio en Argentina.
En definitiva he disfrutado mucho con su visionado, he reído, me he emocionando y he escuchado buena música.La cinta es una autentica lección de cine. Muy recomendable.
Lo mejor: Su estructura narrativa y la música
Lo peor: Quizás la tachen de demasiado buena y de que no quiere ofender
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7 de mayo de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El D’A Film Festival Barcelona es un interesante evento, que se lleva realizando cada primavera en la capital catalana, a través del cual se da a conocer lo mejor del cine independiente y de autor que se está haciendo actualmente en el mundo. Debido al estado de alarma generado por el Covid-19, el festival ha tenido que ser aplazado al año que viene. Sin embargo, han tenido la brillante idea de asociarse con la plataforma FILMIN para presentar, del 30 de abril al 10 de mayo, una amplia selección de las cien películas que habían programado para esta edición. Es ahí donde nos hemos topado con esta pequeña joya que nos ha emocionado a raudales.
Amanda es una niña de diez años que, con sus dos hermanos menores, viven los primeros años noventa en Buenas Aires, a caballo entre las casas de sus padres separados. Cuando les toca con su padre, cuya vida es bastante caótica pese a su amor por sus hijos, ella tiene que asumir el rol de adulto y cuidar de todos lo mejor que puede. Un día, la madre comunica al padre que tendrán que mudarse a Paraguay. Esto pondrá en una difícil disyuntiva a Amanda.
La cinta supone la ópera prima de la directora argentina Ana García Blaya, y es un relato autobiográfico que refleja sus propias vivencias y sirve de homenaje tanto a su padre como a su madre. Hay una gran habilidad en el trabajo, en el que se van filtrando imágenes reales de la familia dentro del metraje de la película, acercándonos aún más a la historia.
Tiene muchísimos puntos a favor: hay muy buena música; el trabajo de los actores, tanto niños como mayores, es impecable y muy convincente; aborda la dificultad de ser padre/madre; te hace reír; te hace llorar; te hace enfadarte; te hace viajar al pasado; te hace sentirte vivo. Y todo ello sin perder el ritmo de la trama en ningún momento.
Una pequeña película argentina que cuenta una gran historia, llena de ternura y emoción. Muy, muy recomendable.
www.sudandocine.com
Amanda es una niña de diez años que, con sus dos hermanos menores, viven los primeros años noventa en Buenas Aires, a caballo entre las casas de sus padres separados. Cuando les toca con su padre, cuya vida es bastante caótica pese a su amor por sus hijos, ella tiene que asumir el rol de adulto y cuidar de todos lo mejor que puede. Un día, la madre comunica al padre que tendrán que mudarse a Paraguay. Esto pondrá en una difícil disyuntiva a Amanda.
La cinta supone la ópera prima de la directora argentina Ana García Blaya, y es un relato autobiográfico que refleja sus propias vivencias y sirve de homenaje tanto a su padre como a su madre. Hay una gran habilidad en el trabajo, en el que se van filtrando imágenes reales de la familia dentro del metraje de la película, acercándonos aún más a la historia.
Tiene muchísimos puntos a favor: hay muy buena música; el trabajo de los actores, tanto niños como mayores, es impecable y muy convincente; aborda la dificultad de ser padre/madre; te hace reír; te hace llorar; te hace enfadarte; te hace viajar al pasado; te hace sentirte vivo. Y todo ello sin perder el ritmo de la trama en ningún momento.
Una pequeña película argentina que cuenta una gran historia, llena de ternura y emoción. Muy, muy recomendable.
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