Beasts of No Nation

Una película necesaria, que cuenta la realidad de los niños soldados sin tapujos, sin sentimentalismos baratos. Dos horas en la que viajamos al corazón de las tinieblas de un niño metido en una guerra que le transformará de por vida. Con unos niños protagonistas 100% creíbles y con un Idris Elba tan efectivo como siempre, el director de la aclamada True Detective demuestra que tiene mucho que decir. Como curiosidad decir que se estrenó a la vez en unos pocos cines que en Netflix, productora de la película, un indicador de por donde podría ir la comercialización del cine en el futuro. Yo sin duda hubiera ido al cine a verla.

“Beasts of no nation” es un drama brillante y gravado de una forma excelente, dirigido por Cary Joji Fukunaga que ja nos hizo maravillar con la primera temporada de la serie “True Detective”. Ahora lo vuelve a hacer con una película espectacular de principio a fin y que en cierta manera hacer pensar en la obra maestra de Francis Ford Coppola “Apocalypse Now” (1979). Es un film muy duro pero que hacer recordar que desgraciadamente estos hechos no hace demasiado tiempo aún pasaban en el mundo, e incluso pude que pasen ahora miso en algún lugar aunque no sea noticia en nuestro país.
Por encima de todo destacar las grandes actuaciones que podemos ver en la película. En primer lugar, la de Abraham Attah, que hace el papel principal de Agu. Es una interpretación muy difícil de llevar a cabo por parte de un niño y Attah lo hace de una forma espectacular. No deja de ser convincente en ningún momento y eso tiene mucho merito. Aún así, la actuación más impresionante del film la hace Idris Elba, que interpreta al líder de la guerrilla. Elba hace una actuación imponente, elegante, muy trabajada y que incluso hay momentos en que da miedo. Eso hace aún mejor la película. Estas dos interpretaciones son un 60% del total de la película.
El otro 40% lo encontramos en la voz en off de Agu, muy bien acertada y que interviene en los momentos adecuados. También de especial mención es el montaje y la fotografía del film. En realidad, toda la película tiene una calidad espectacular y no hay algún aspecto técnico que destaca por encima de otro. Es eso que hace que sea una película tan especial. La banda sonora no es muy destacable, pero es muy acertada en los pocos momentos de la película donde aparece alguna melodía. Por último, destacar también que aunque haya mucha violencia, se ve la sangre y los cadáveres justos para que el espectador se pueda hacer una idea de lo que pasa. Sin embargo, es una película con mucha sangre y violencia, no nos engañemos.
En definitiva, “Beasts of no nation” es una película impecable. Una película bélica de aquellas que ya no se hacen, como la nombrada anteriormente “Apocalypse Now”, “Platoon” (1986) o “Salvar al soldado Ryan” (1998).

Duro relato que pone en escena la dureza de una situación y problemáticas desconocidas en países del primer mundo. El manejo de los pequeños grupos con finalidad política siempre deja al descubierto que tras las guerras pocos son los que realmente "ganan" algo.

Estos hombres, bestias sin nación, no conocen la infancia ni sus beneficios. La pobreza acompañada del abandono mutuo nos muestra a un niño que transita un camino áspero con pocas ilusiones en un futuro cada vez menos prometedor.

El director conserva su lúgubre mirada sobre el ser humano, esa que nos mostró en True Detective.

Dura e impactante, muy bien elaborada. Refleja la crudeza de las guerra en África, de la lucha por el poder de las guerrillas y de el sufrimiento del ser más vulnerable de todo ese caos, la vida de un niño.

Netflix arriesga produciendo este telefilme, digno de estrenarse en cines, que no tiene reparos en mostrar, de un modo tajante y desgarrador, las diferentes brutalidades de una guerra con niños soldado en un país indefinido. El realizador Cary Fukunaga usa el mismo estilo de dirección, reflexivo y trascendental, que ya vimos en "True Detective", centrando su mirada en un atormentado chico protagonista, y en el espeluznante comandante interpretado de forma perturbadora por un magistral Idris Elba. El horripilante tema que trata, su larga duración y el ritmo pausado de narración, hacen poco accesible esta película, que aún siendo recomendable, requiere una preparación mental previa para afrontar su visionado.

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