El viaje de Chihiro

Bonita historia orientada básicamente a los niños que versa sobre la amistad, la responsabilidad y el amor. Pues, efectivamente, la niñita Chihiro emprende un viaje no deseado pero que la hará crecer.

En ese viaje, quizá excesivamente largo y complejo, comprenderá el valor de la sinceridad y el amor propio y a los demás.

Fábula repleta de símbolos y apabullante en lo visual que puede llegar a confundir y cansar un poco. Pegas que son compensadas por el excelente y originalísimo guión y la impecable factura técnica.

Una película que seguro prenderá la imaginación de los niños y no tan niños.

Tenía muy altas expectativas con respecto a esta película cuando la vi, tantos premios recibidos y tantas ovaciones, tantos fieles y defensores incondicionales que creí estaría delante de una obra maestra.

O soy yo, o es la película, pero la verdad es que creo que no la entendí. Me hice un lío con tanto personaje y acabé sin saber quién es quién. No sé quién es el bueno y quién es el malo ( soy consciente de que no en todas las películas tiene que haber un bueno y un malo, pero en esta creo que sí). No encuentro la moraleja por ninguna parte y parece que te cuenten un cuento, así que me falta ese algo. La mitad de las cosas las encontré sin sentido (parece ser que soy demasiado occidental y me falta un poco de mentalidad oriental o no sé qué ocurre) y pues eso, que no la entiendo ni entiendo a la gente que la defiende a capa y espada, eso sí, nadie de esas personas me la ha sabido explicar.

Quizás tenga que volver a verla.

He votado un 6- Interesante porque la trama al principio promete muchísimo, los detalles de los dibujos son impresionantes, creo que nunca había visto nada así, y la sensación de volar es a veces inevitable, encima consigue emocionar.

Es raro, sí, no la entiendo, pero me emocionó, puede que realmente el problema lo tenga yo. Lo que es cierto es que durante toda la película te mantiene en vilo y no quieres perderte un solo detalle, pero cuando termina se te queda una cara de interrogante graciosísima.

Recomiendo verla, porque repito; quizás el problema, lo tenga yo.

Una película envolvente, misteriosa y bella para aquellos que sepan reconocer la desbordante imaginación que desprende, con una banda sonora muy especial.
Tras el esfuerzo que supuso "La princesa Mononoke", Miyazaki (62 años) pensó en retirarse. Pero la hija de un amigo, de 10 años, le inspiró esta nueva aventura. Miyazaki recurre de nuevo a la simbología de la conversión del hombre en cerdo, como metáfora del egoísmo y de las peores cualidades de nuestra raza.
Hace años, Hayao Miyazaki fue el primer animador japonés en grabar primero los diálogos de la película para luego ajustar a ellos las bocas de sus personajes, un proceso más caro pero más elegante que doblar los dibujos a posteriori.

En esta película podemos deleitarnos con una increíble presentación de Miyazaki a un mundo onírico que ya caracteriza a este autor. Sus formas de expresar tanto los personajes como las situaciones y los paisajes hacen creer que realmente existen, no físicamente, claro está sino interiormente. Nos abre una ventana de ilusión y sueño repleta de entretenidos momentos con acción y por otro lado momentos de paz y armonía propios de un antiguo y utópico pueblo japonés. Esta es sin duda una de las mejores obras de Miyazaki, una película que te dejará con una tremenda sensación de bienestar.

Un film perfecto. La originalidad morfológica ( el trazo ) de los dibujos es radiante. Es una película con trama firme, atractiva, que se despliega a tempo. Sumerge al espectador en una danza de Shiva perfecta. La música de cierre es bella, serena y pura; un lied. Uno siente al egresar de este mundo una gran desazón, un cierto descenso. Este es el signo inequívoco de haber participado de una experiencia poética genuina.

Rafael Teicher