Matrimonio con hijos (Serie de TV)

Esta serie lanza una feroz critica hacia la sociedad estadounidense por la necesidad de triunfar, ganar dinero y tener una familia maravillosa. Desde la perspectiva del típico antihéroe (Al Bandy) que le sale todo absolutamente mal, auténtico perdedor y que trabaja en el peor puesto del mundo (vendedor de zapatos), se puede ver las situaciones más disparatadas donde Al siempre sale mal parado. Pese a que sufrió críticas de asociaciones feministas, familiares y demás colectivos (totalmente equivocadas, puesto que la serie inculca lo contrario) se ha mantenido mucho tiempo en antena.

Un detalle del humor ácido y que refleja claramente la relación en el matrimonio:

Peg: "Al te voy hacer una encuesta que aparece en esta revista para ver si me quieres. Si te fueras a una isla desierta, te llevarías: A, tu mujer...."

Al: "La B"

Matrimonio con hijos no pasa de moda, la siguen reponiendo y acabará siendo un clásico de las comedias en serie, si no lo es ya.
Su humor grotesco y conceptual y su escasez de medios hacen de la necesidad virtud.
MCH's colocó la cámara en el lugar de la tele, sentó en el sofá a Al Bundy y nos presentó una caricatura del americano medio, con todas sus miserias y escasas virtudes, entre las que está reirse de uno mismo, algo recomendable e inteligente.
Ahora viene cuando digo "todos somos un poco Al Bundy...", pero nadie como él pone esa mueca entre la resignación y la naúsea, mientras maneja el mando con una mano, comprobando con la otra que todo sigue estando en su sitio.

A finales del siglo XX, incluso antes de aparecer en escena Homer Simpson, Al Bundy se convirtió automáticamente en un icono para muchos de nosotros.

Exageran mucho las rencillas de un matrimonio mal avenido, usan un humor bastante soez, pero he de reconocer que me río con ella.
Es cierto que el punto de vista es masculino y misógino, pero me parece que algunas asociaciones feministas tienen poco sentido del humor, se piensan que todos los hombres pegamos a nuestras mujeres y no soportan ver a Christina Applegate tan sexy (¡qué mala es la envidia!). Vamos a ver, que yo recuerde, esta serie se mete con ambos sexos: a nosotros, los hombres, nos tachan de salidos, simples y mugrientos; mientras que a ellas las describen como manipuladoras, caprichosas y materialistas. Un poco resumido y generalizado pero llego a reconocer en ese mundo a personas que me rodean (un poquito de sentido del humor, por favor, que si no tendríamos que denunciar a todos los monologuistas de España, je, je).

Me estoy acordando del capítulo en el que Al inventa esos zapatos con linternas, y de ése en el que consigue un retrete nuevo al que no deja de idolatrar... o cuando, ante el calor reinante y la falta de presupuesto, la familia decide mudarse a la sección de aires acondicionados del supermercado... Me gustaría volver a verla pronto.
He oído que la van a reversionar (no reponer, sino regrabar con actores españoles) en el canal CUATRO. No sé si la podré ver por cuestiones de horario. De momento, me mantengo escéptico con respecto a la calidad del resultado final, pues creo que la serie estaba muy bien como estaba. Los americanos siempre tendrán más presupuesto, aun en series de limitada repercusión, como ésta; pero ¿quién sabe?, quizás quede algo decente.

Brillante, directa, ácida, entrañable... Simplemente una década de risas lo que nos brindó esta fabulosa serie. Unos guiones hilarantes, unos personajes soberbios, y un protagonista, Al Bundy, a quien acabas amando. Tiene tantos momentos míticos que podría pasarme escribiendo horas y horas.

Fantástica.

Creo que nunca he visto una serie tan divertida y amarga a la vez. Una serie en la que los valores sociales y familiares son vapuleados con tanta contundencia y de forma tan radical. Un matrimonio que se odia queriéndose o que se ama odiándose, nunca me quedó claro. Un padre perdedor, amargado, de vuelta de todo que sólo parece querer una muerte rápida para dejar de sufrir de una puñetera vez por todas. Una madre compradora compulsiva, que disfruta puteando a su marido, que no se ocupa de las tareas del hogar y que nunca tiene ganas de acostarse con su marido. Una niña mona y estúpida. Y un niño feo, estúpido también, y bastante salido. Con estos mimbres, y mientras en otras cadenas triunfaban Roseanne, Cosas de casa o El show de Bill Cosby, ellos eran una familia desastre, ejemplo de todo lo que se supone que no debe ser una familia, pero mucho más divertida. Eran la otra cara de la moneda, la cruz, y más que posible inspiración de Matt Groening para sus archifamosísimos Los Simpsons. El nihilismo, el cinismo, el sadismo, el masoquismo... lo impregnaban todo y creaban un ambiente malsano, negrísimo, único y genial. Como sentenció Jean Paul Sartre: "El infierno es el otro". Y en esta serie los otros eran todos ellos, víctimas y verdugos, a la vez, de su propia desgracia y de la de todos los que les rodeaban. Amén.