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Blood For Dracula

Terror El Conde Drácula (Udo Kier) sabe que si no bebe sangre de jóvenes vírgenes, tendrá que permanecer eternamente en su ataúd. Antón, su asistente, le sugiere que viaje a Italia, país muy católico donde le será más fácil encontrar vírgenes. Allí conoce a una familia con cuatro hijas en edad casadera, pero que no resultarán ser tan puras como parecían. Mientras, Mario Balato (Joe Dallesandro), un hombre atractivo y de ideas comunistas, ... [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
2 de abril de 2010
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Succionar cuellos y otros alegatos revolucionarios acontecen durante una nueva visión del popular Drácula.

Succionar cuellos de vírgenes es el mejor método para mantener un cutis eterno y blanquinoso en una muerte que perdura en siglos prematuros que avanzan sin decisión. Un extravagante conde se deja guiar por un recto sirviente que dirige su confianza hacia la tierra más sagrada de Europa, donde reside la iglesia y se enraízan las creencias papales. Italia, terreno plagado de vírgenes doncellas que han sido educadas para proteger esta, su mayor virtud.

Una familia encerrada en una fortaleza ruinosa, ávida de dinero y respeto ofrece verduras frescas e hijas de belleza acunada en la libertad de los grandes campos y antiguos libros para lo que necesite.

DRA-CU-LA, nombre de sonoridad perfecta, dice mucho del hombre que lo porta en su ser, tiene fuerza, misterio... ¿qué ocultan sílabas tan poderosas?

Los alegatos revolucionarios transportan esta duda, pues un simple jardinero de facciones impenetrables goza de toda la libertad que los grandes campos crían en su seno a las bellas doncellas del hogar, y no está dispuesto a aceptar que los diferentes rangos propuestos por una sociedad que todavía utiliza enaguas destruyan su mundo de ideales y carne.

Pues la carne y la sangre no se conjugan en un mismo pensamiento y cada hombre lucha por sus intereses de modos opuestos, permitiendo que unas muchachas jóvenes y deseables lleven a la perdición a quien se acerque.

En el interior de la pomposidad se sitúa el humor y el lirismo, el espectacular final, el inolvidable padre de semejantes criaturas y un frágil Drácula que sufre como si el mundo no encontrara un lugar para sus propias necesidades, las de un hombre que viste y actúa de un modo distinto, el que va con su personalidad.

… información oculta que nunca irá más allá …
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mnemea
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17 de julio de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del exito de "Flesh For Frankenstein", el singular Andy Warhol decidió seguir alimentando su carrera cinematográfica añadiendo su nombre a este extraño y caricaturesco retrato de Drácula, denominado "Blood For Dracula".

Dirigido de nuevo por Paul Morrissey y con la estimable colaboración del incombustible Antonio Margheriti (auténtica autoridad de los adorables exploits italianos), el film retrata a su manera al Conde Drácula, esta vez interpretado por el siempre genial Udo Kier. Ahora, el Conde, a parte de tener cierta predilección por el maquillaje, sólo podrá alimentarse de sangre de mujeres vírgenes para lo cual deberá trasladarse al castillo de de un aristócrata quien tiene como hijas a cuatro apuestas señoritas vírgenes hasta que el semental Joe Dallesandro (actor especialista en este tipo de papeles) entra en acción.

La película, con sus agujeros de guión, se hace muy entrañable, con una atmósfera gótica, muy cartoon. La historia, que contiene ciertas connotaciones políticas no muy difíciles de adivinar, retratan a un Dracula decadente, en sus últimos días. Ambientada con un gran score de Clauido Gizzi, está envuelta de un aura especial, ya que a pesar de su bajo presupuesto (algunos dicen que inexistente) tanto los decorados como el toque "trash" que rodea todo el metraje del film lo convierten en una pieza especial.

Ojo a dos cosas: al coche que Drácula utiliza para trasladarse al caserón (!!!!) y el torrente de gore del final. Impagables ambos.

El film, se convierte en una explosión de gore y softcore, ofreciendo una versión diferente y muy estimable de Drácula, siendo un producto muy digno aunque fijo que muy criticado por los amantes puristas del Conde.
Reverendo Wilson
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4 de noviembre de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Dallesandro, ese chapero y follador, transformado en un joven campesino con conciencia de clase, por lo tanto empotrador de coños de zorras aristocráticas. Es la versión más burda de Novecento, aunque ésta no era tampoco muy sutil. Salón Kitty de Brass donde un campesino hacía las veces de chapero y cuando uno de los tiranos del pueblo, ya anciano, pedía su café en la de casa de putas, ahí estaba el joven follador bien dotado y con conciencia de clase para decirle a su señor "ustedes nos joden todos los días, así que aquí estamos ganándonos un extra", mientras se la metía por el culo.

Todo es cómico erótico y necesita que el espectador lo entienda así, ponga de su parte. Pues bien, Drácula, un Udo Kier esquelético, bello y muy educado y formado como corresponde a su clase social, se presenta a Dallesandro y le pide algo "como a un esclavo de la mansión, "no soy el esclavo de nadie, trabajo aquí ". La lucha de clases servida en toda su brutalidad. Una auténtica delicia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bartleby
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7 de julio de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque posee un argumento aceptable y el largometraje lo protagoniza un personaje intemporal, poderoso y soberbio como el aristócrata de los Cárpatos, la propuesta de P. Morrissey opta por un perfil de ambición escasa y recorrido limitado.
Su dirección resulta rutinaria, poco cuidada y casi siempre produce la impresión de que trata de llenar metros de celuloide para terminar lo antes posible en lugar de buscar la excelencia o, al menos, la profesionalidad.
Y ni siquiera los profusos devaneos de corte erótico bastan para centrar la atención.

Pero a pesar de todo -y por alguna causa intangible- la película consigue instalarse en la senda de lo atractivo, tiene detalles de interés y alcanza ese objetivo difuso de entretener al respetable.
Será que el carisma del conde Drácula se encuentra por encima del bien y del mal.
ABSENTA
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7 de setiembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Detesto a Andy Warhol. Eso debe ir por delante a la hora de escribir algo sobre esta película. Pero, al mismo tiempo, sentía una enorme curiosidad por saber qué llevaría a ese impostor autoconvencido de ser artista a querer producir películas sobre algunos de los personajes más emblemáticos del cine de terror. Primero fue con Frankenstein y, poco después (algunos dicen que de forma improvisada, en pleno rodaje de "Carne para Frankenstein") con el mismísimo conde Drácula.

Un factor importante que no debe obviarse a la hora de remarcar mi interés por esta película reside también en la participación de Udo Kier. Un tipo que transmite sensaciones extrañas siempre que lo vemos en pantalla. En este caso, su Drácula es un tipo algo atormentado y triste. Se cambian ciertos aspectos que consideramos "canónicos" a la hora de retratar al personaje, pero en general, creo que el actor alemán hace un buen trabajo. Aunque quien realmente me resulta siniestro y repulsivo a partes iguales es su fiel ayudante, interpretado por Arno Juerging.

Sin embargo, quien se lleva la palma en el filme es Joe Dallesandro. El sirviente guaperas y fuerte, capaz de llevarse al huerto a las hijas del decadente aristócrata que posee la mansión donde Drácula y su escudero están invitados temporalmente. La función del personaje de Dallesandro es la más interesante de la película, ya que sirve como pieza clave para entender la cinta como una metáfora respecto a los cambios sociales vividos a principios del siglo XX. Frente a una aristocracia inútil surge un hombre nuevo que traerá la revolución, aunque sea a hachazo limpio o violando a la jovencita de turno. Sin duda, un personaje que no te deja indiferente e incluso te puede desagradar en sus acciones, pero que tiene en su interior mucha materia a analizar.

Quizás lo que más se pueda echar en cara a la película es no definir adecuadamente el tono. Muchos la consideran una comedia negra. Es cierto que las idas y venidas de Drácula con las hijas del aristócrata tienen su gracia, en un claro ataque a la hipocresía del puritanismo que imponen las clases altas, tan apegadas al poder religioso. Sin embargo, sí que creo que al filme le faltan mayores momentos de terror y le sobran escenas softcore, que a partir de tres o cuatro empiezan a resultar cansinas. También destacaría, pero en sentido positivo, la banda sonora del filme.

No es la mejor cinta de Drácula, y en parte sólo debe su estatus de culto al hecho de estar tras ella Warhol, pero es un entretenimiento curioso y con cierta miga en cuanto a su trasfondo.
Pedro_MG
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