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Un Dorado de Pancho Villa

Bélico. Drama Tras la muerte de Venustiano Carranza, se cree consolidada la paz y, Pancho Villa, recibe la baja del ejército revolucionario. Uno de sus hombres, el mayor, Aurelio Pérez (Emilio Fernández), regresa a su hogar... pero descubre que, con mentiras, el gamonal del pueblo, Don Gonzalo (Carlos López Moctezuma), consiguió casarse con Amalia (Maricruz Olivier) quien antes fuera su esposa. ¿Qué hará entonces? (FILMAFFINITY)
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
19 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de la última etapa del cine de Emilio Fernández, que recupera los temas revolucionarios y campiranos que tanto éxito le habían dado en los años 40, catapultándolo a la fama tanto nacional como internacional.
Aquí cuenta la historia de uno de los soldados de Pancho Villa, a los que el llamaba dorados, una vez que este depone las armas, y como dicho soldado al regresar a su pueblo ve que su madre murió y la que era su prometida se casó con otro.
Lo mejor: Logra que la película hacer un retrato del México rural, post revolucionario, las mejores escenas de la película son donde no hay diálogo y se limitan a mostrar el paisaje y su gente haciendo labores cotidianas, aunque eso en parte también la vuelve lenta y aburrida.
Lo peor: la anécdota en sí, o más que lo que se cuenta, como se cuenta, demasiado melodramático, con diálogos declamatorios, interpretaciones que en algunas escenas caen en la sobreactuación, villanos de opereta como el hacendado y el militar, y personajes desaprovechados como el de Amalia, incluso situaciones que podrían haber aprovechado más el odio que se tenía ésta con su marido, y no solo usarlos de subtrama para justificar una injusticia que luego se comete contra el protagonista.
Manuel
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17 de julio de 2023
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Después de haber sido derrotado en Sonora, Pancho Villa, se dispuso a atacar territorio estadounidense, en venganza por la decisión de reconocer y apoyar al gobierno de Venustiano Carranza… y por cierto encono que tenía el propio Villa contra el presidente, Woodrow Wilson, quien apoyara con faros gigantes al general Obregón con el que pudo contener un ataque de Los Dorados de Villa. Antes del amanecer del 9 de marzo de 1916, con un grupo que superaba los mil hombres al mando del general Ramón Banda Quesada, se atacó a Columbus (nuevo México) y Villa aprovechó para buscar a un comerciante que le había vendido las municiones defectuosas que, en otro ataque en Celaya, le ocasionaron muchas bajas.

El ejército estadounidense, al mando del general Pershing, inició luego una intensa búsqueda de Pancho Villa, invadiendo incluso territorio mexicano, pero, el conflicto que, en Parral, tuvieron con la maestra Elisa Griensen, al que se sumaron los niños del pueblo, los hizo retroceder hasta sus fronteras. Bien oculto mientras se curaba de una herida que había recibido durante el ataque a Columbus, Villa reapareció luego, pero resintiéndose por la escasez de armamento. Así resistió hasta 1920, cuando, tras la muerte de Carranza, sintió que su lucha había terminado. Al asumir la presidencia provisional, Adolfo de la Huerta –quien se propuso lograr la paz interna-, él mismo gestionó su dejación de armas; y el 26 de junio, luego de firmados los acuerdos, Pancho Villa se retiró a la Hacienda de Canutillo, en Durango, que el gobierno le concedió por los servicios prestados a la Revolución Mexicana.

Convertida su hacienda en una extensa plantación de cereales ya que algunos de sus hombres de confianza se fueron a trabajar con él, con las ganancias y el apoyo del gobierno, Villa fundó una escuela a la que asistían 300 niños a los que se daba ropa y alimentación; y en horas nocturnas se alfabetizó a los trabajadores de la hacienda.

Mientras transcurren los tiempos de Villa en su hacienda, tiene lugar la historia que nos cuenta el director, Emilio Fernández, en su película, <<UN DORADO DE PANCHO VILLA>>, en la que, el mayor Aurelio Pérez, quien estuviera al servicio del líder revolucionario, regresa a su pueblo en busca de su esposa, Amalia Espinosa, a la que encuentra casada con el hombre más rico de la zona, Don Gonzalo de los Monteros.

Lo que sigue es un emotivo drama que dará cuenta de la suerte de estigmas que, en ciertos territorios, marcaban a los revolucionarios, pues, los contra seguían activos empeñados en hacer de las suyas como una forma de venganza. La historia, con tintes de tragedia griega -escrita por el propio Fernández-, es muy interesante y nos atrapa enseguida, pero, siento que, el principal error de su parte, fue haber asumido, él mismo, el rol protagónico (con 63 años de edad), además de que su vocalización deja mucho que desear. También desentona el gran actor, Carlos López Moctezuma, quien, con 58 años luce más desgastado que Fernández, pues, ambos al lado de Maricruz Olivier y de Sonia Amelio, lucen como sus abuelos… ¡y así no debe ser!

Calificada actuación de estas actrices, sobre todo, la Amelio, quien introyecta de tal manera el personaje de María Dolores -profundamente adepto a Villa-, que consigue conmovernos casi hasta las lágrimas. Con ellas, podemos resaltar la labor de, José Eduardo Pérez (el comandante Pérez)… y muy grato ver a, José Trinidad Villa –el hijo de Pancho Villa, con quien guarda un sensible parecido- representándolo a él en una corta pero, valiosa aparición.

Razón tenía Villa, cuando dijo: “Amigo, la historia de mi vida se tendrá que contar de distintas maneras”.
Luis Guillermo Cardona
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